Luchar contra seres cabezones verdes y viscosos (los marcianos son así, todos lo sabemos) tiene que ser cuanto menos, desagradable. Sobre todo, teniendo en cuenta que en cualquier instante te puede salir por detrás un cámara de Iker Jiménez. Da como perecilla ¿verdad?… Y, es que, si uno tiene que matar marcianitos, pues los mata, pero ponerse a matarlos así, por matar, pues como que no. Haría falta una motivación mayor.
Esa motivación se llama A-R-C-A-D-E. Muchos jovenzuelos de los que estáis al otro lado de la pantalla sólo conoceréis las máquinas recreativas por la bolera del centro comercial de turno, y tampoco creo que os llamen mucho la atención… O, al menos, no os abducirán como hacían con nosotros en las épocas en las que si había Wii era de madera. Vamos, que no existía.
¿Y qué pasa? Pues que aquellos niñitos viciados ya semos mayores (te guste admitirlo o no) y somos los que SUPUESTAMENTE ahora tenemos dinero y podemos viajar. Así que, como cuando vuelves de guirilandia (fuera de la zona euro) siempre tienes alguna que otra moneda que te sobra (aparte de las que vas a coleccionar,) pues los de Cruz Roja han dicho ¡tate! ¡esta es la nuestra!
Bueno, eso lo dijeron hace tiempo, y de ahí que en los aeropuertos siempre haya una huchita de metacrilato peeeeeeeeero han dicho ¿y si lo hacemos más divertido y afín al target? ¿Y si les ponemos a estos señores unas maquinitas para que recuerden sus viejos tiempos y que el dinero que echen se recaude para una buena causa? Y, oye, con un planteamiento así, una no sólo mata Space Invaders, sino que juega al PACMAN o al Galata si hace falta. Las culpas a la Charity Arcade y a los aeropuertos de Suecia, tú.
Vía: Yorokobu