Vicky el Vikingo: El martillo de Thor (Christian Ditter, 2.011)
Ficha:
Título Original: Wickie auf großer Fahrt.
Director: Christian Ditter.
Guionista: Christian Ditter.
Intérpretes: Jonas Hämmerle, Waldemar Kobus, Valeria Eisenbart, Günther Kaufmann, Olaf Krätke, Mercedes Jadea Diaz, Nic Romm, Sanne Schnapp, Jörg Moukaddam, Andreas Don Duering, Mike Maas, Christian Koch, Patrick Reichel, Hoang Dang-Vu, Paul Hahn.
Productor: Christian Becker.
Fotografía: Christian Rein.
Música: Jaro Messerschmidt, Nik Reich, Ralf Wengenmayr.
Montaje: Ueli Christen.
Nacionalidad: Alemania.
Año: 2.011.
Duración: 96 minutos.
Edad: Todos los públicos.
Género: Acción, Aventuras, Comedia, Familiar.
Distribuidora: Aurum Producciones, S. A.
Estreno: 02-12-2.011.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 78.241.
Recaudación: 454.160,31 €.
Calificación: 5,621.
Sinopsis:
Vicky toma las riendas de su poblado cuando su padre es secuestrado por Sven “el terrible”. En sus manos está conducir a sus hombres para rescatar a su padre y demostrar así su astucia y brillantes ideas. Deberá enfrentarse a mares tormentosos, playas tropicales y múltiples peligros, además de tener que defender los tesoros de los legendarios dioses.
Comentario:
El joven Jonas Hämmerle vuelve a ponerse en la piel de Vicky el Vikingo, uno de los personajes más emblemáticos de los dibujos animados de los años 70, en la secuela del film que dirigió en 2.009 Michael Herbig. En esta ocasión, el pequeño héroe nórdico deberá rescatar a su padre (Waldemar Kobus), secuestrado por Sven el Terrible (Günther Kauffmann). Christian Ditter dirige la primera película alemana de acción en 3D.
Crítica:
13-12-2.011 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
El tesoro de los dioses
Amable secuela de una discreta película infantil, que antes fue teleserie de animación, protagonizada ahora por personajes de carne y hueso, incluido el pequeño aventurero a que hace alusión el título, así como toda una pandilla de arrojados y pintorescos vikingos, enfrentados al terrible Sven, emperrado en hacerse a toda costa con un fabuloso tesoro. A partir de ahí, la acción y las situaciones peliagudas se suceden a toda pastilla, realizadas con el obvio propósito de camelar sobre todo al público infantil, ávido de peripecias de toda índole por muy arriesgadas que sean.
Porque de lo que se trata, en esta ocasión, es de camelar a los más pequeños de la casa a base de mil y una singladuras, que van desde peligrosas navegaciones marítimas, hasta vertiginosas catararas y castillos encantados que esconden secretos celosamente guardados. Aliñado todo ello, como es lógico, con un inofensivo sentido del humor, fácil de aceptar e interpretar por los espectadores a los que va destinado. Porque en el género de aventuras casi siempre late un triple recorrido que los hace elementos imprescindibles de cualquier proceso de adhesión sentimental. Uno es la aventura en sí misma, la lucha contra otros o contra la naturaleza, la vertiente espectacular y un candor muy de agradecer.
Otro es el propio trayecto vital de los héroes, esa mezcla de aprendizaje para la vida y de crecimiento interior, representado aquí por el pequeño Vicky y el sentimiento amoroso que experimenta hacia Svenja, una niña que no se anda con chiquitas al llamar a las cosas por su nombre. Y en tercer lugar, una razonable cuota de misterio, de sentimientos que se viven pero no se expresan y que constituyen el eje sobre el que pivota toda la historia. Algo de todo esto hay en “Vicky el vikingo y el martillo de Thor”, donde los elementos fantásticos también cuentan. Con el siempre contundente instrumento que indica el título del filme y que, a modo de Santo Grial, se disputan los protagonistas de la aventura.
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