El año 202, el emperador Septimio Severo (193-211) prohibía las conversiones al cristianismo y judaísmo. Empezaba un nuevo período de duras persecuciones, sobretodo en el norte de África. En Cartago, Vibia Perpetua, fue una de las muchas personas que sufrió el martirio por no cumplir con la ley imperial.
Madre nobleVibia Perpetua, pertenecía a una noble familia romana que vivía en Cartago. El año 203, cuando fue ejecutada, estaba casada y tenía un hijo pequeño al que aún alimentaba. A pesar de que sus padres profesaban la religión oficial del imperio, Vibia se acercó a las ideas cristianas convirtiéndose en catecúmena. Los catecúmenos eran paganos que querían convertirse al cristianismo pero aun no estaban bautizados.
Incumpliendo la leyTras la promulgación del decreto de Septimio Severo, muchos catecúmenos pusieron su vida en peligro. Ese fue el caso de Vibia, quien fue detenida junto con tres compañeros más y su esclava, Felicidad, embarazada de ocho meses.
A pesar de la insistencia de su padre, quien llevaba a su hijo a la cárcel para enternecer a la madre y convencerla de que abjurara de su nueva fe, Perpetua no desfalleció.
Martirio en el circoComo era habitual en Roma, los cristianos eran condenados a sufrir un martirio público para posteriormente ser ejecutados. Perpetua y sus compañeros consiguieron ser bautizados antes de morir y se prepararon para el suplicio. Incluso Felicidad, quien se podría haber librado temporalmente de la pena por estar embarazada, subió a la arena del circo al lado de Perpetua. Dos días antes había dado a luz a una pequeña niña de la que se hizo cargo un familiar.
Así, Perpetua, ante la desesperación de su padre, fue trasladada al circo junto con los otros cuatro catecúmenos condenados. Varios animales salvajes fueron puestos ante los cristianos que sufrieron el empuje de las bestias. Perpetua y Felicidad fueron puestas ante una vaca brava. Tras el martirio, fueron ejecutados con la espada.
Actas del martirioLas actas del martirio de las santas Felicidad y Perpetua tuvieron una amplia difusión en los siglos posteriores. Este texto permitió que la historia de estos primeros mártires cristianos no cayera en el olvido. No en vano, en el siglo IV, los nombres de Perpetura y Felicidad eran incluidos en la lista de mártires venerados por la iglesia y les fue asignado el día 7 de marzo como el día de su celebración.
Enterradas en Cartago, años después se construyó una basílica sobre sus restos, conocida como Basílica Mayor.