La autogestión supone el aprendizaje y el uso de cualquier tipo de técnica, habilidad o metodología que nos permitiera alcanzar, mediante una total autonomía de gestión, todos aquellos resultados que nos propusiésemos.
Allá por el mes de Junio publicaba un post titulado Autogestión o el arte de gestionarse a uno mismo en el que os hablaba del modelo de autogestión que propone David Allen y que sencillamente está basado en alcanzar el equilibrio entre dos factores realmente cruciales. El control y la perspectiva. Si representamos en una matriz de dos filas y dos columnas nuestros niveles de control y perspectiva, obtendremos nuestra situación en función de dichos factores.
VÍCTIMA. EL QUE RESPONDE
Si te encuentras en una situación de poco control y poca perspectiva tenderás a sentirte indefenso, a merced del viento que sopla, tendrás la sensación de ser una víctima de tus circunstancias. En términos de autogestión, se podría decir que te estás ocupando sólo de lo último o lo más llamativo con la simple intención de salvar los trastos y sobrevivir a la hecatombe. Sencillamente piensas que jamás serás capaz de salir del agujero y encontrar espacio para respirar, planificar y mirar al horizonte. Resulta completamente normal que cuando nos enfrentamos a un resultado de envergadura o de materia desconocida, tendamos al descontrol. También puede que nos sintamos de esta forma tras un desbordamiento de nuestro entorno, bien por una situación personal o profesional.
Una exposición prolongada a esta situación puede llevarte a elevar tus niveles de estrés y a sentirte narcotizado por tus propias emociones lo cual aumentará tu reactividad hacia todo lo que te rodea impidiéndote a ti mismo cambiar de rumbo, impidiéndote ganar perspectiva.
Pero tranquilo, no todo es negativo. Manifestar cierta falta de control y no estar enfocado puede ser realmente normal en muchos momentos de nuestra vida. La mayor parte de la energía de propulsión de un cohete se invierte en corregir el rumbo, que de alguna manera siempre tiende a despistarse, haciéndose que se pierda el control y por tanto se modifique la dirección. Cuando inviertes energía en corregir el rumbo te enfrentas a la situación de forma muy diferente al planteamiento anterior. Tratas de dar respuesta a la situación con objeto de cambiarla y ello, sin duda, supone una mejora en términos de autogestión.
Cuando se encuentre en un agujero, deje de cavar. Will Rogers
Estar en esta situación va en muchas ocasiones ligado a un proceso de cambio, bien en la faceta profesional o en la personal o bien a la existencia de un fuerte desequilibrio entre dichas áreas. En tu mano está enfrentarte a ello como una víctima o bien como el que responde. Permanecer en tu zona de confort o bien retomar tu camino depende únicamente de ti. ¿Cuál es tu decisión?
Esta entrada Víctima. El que responde has sido publicada por Antonio José Masiá