Cuentan que un empleado recibió una entrada gratis de su empresa para ver un partido del equipo de fútbol de la ciudad. Pero cuando llegó al estadio pudo comprobar que su entrada estaba en la última fila de una esquina, desde doonde se veía muy mal el campo de fútbol. Pasados quince minutos ve un estupendo asiento central vacío, más abajo en la tribuna, con una magnífica vista del partido, justo al lado de un señor.
“Disculpe, ¿hay alguien sentado aquí?” El señor le responde que no, y nuestro afortunado empleado le da las gracias y le comenta: “Es realmente sorprendente que alguien deje un sitio así en semejante partido”.
Y el señor le contesta: “Los dos abonos son míos, y tenía que haber venido con mi mujer, pero se ha muerto. Es el primer partido de fútbol al que no venimos juntos desde que nos casamos en 1965.”
“Vaya, lo lamento, es ciertamente triste. De todos modos ¿no podía usted haber venido con algún familiar o algún amigo para acompañarle? …”
“No, contestó el buen señor, están todos en el funeral” ...
Hablando de fútbol, ya nos han colgado el Sambenito de racistas.
Les explico el origen de la expresión, la Inquisición, a los penitentes que lloraban sus culpas y mostraban arrepentimiento, se les daba una vela de cera y se los arropaba con una especie de saco de lana que, previamente, había sido bendecido por el sacerdote o párroco del lugar. De ahí, que a esa prenda se le llamase saco bendito, denominación que más tarde, derivó en las formas “San Bendito” y, finalmente, “Sambenito” y de ahí con los años ha acabado por ser un “San Benito”, aunque la palabra más acertada y correcta sería “Sambenito”.
Ciertamente los aficionados españoles no son considerados ni ultras ni peligrosos. Imaginen como tememos a los hooligans de otros países cuando visitan España. Vienen a emborracharse y montar follón… ¡pero ellos no son racistas!
No seamos hipócritas, se está sacando de quicio el tema de los insultos que se pueden llegar a producir en todos los estadios del mundo.
No es un problema exclusivo de España que deba acarrear ningún problema diplomático.
No se trata de hablar de racismo, es cuestión de educación, pero no deberíamos contemplar la mala fe de unos pocos para magnificar el tema del racismo.
¿Quién gana con todo esto? ¿Qué intereses escondidos hay detrás? ¿Quién mece esta cuna?
Los políticos aprovechan el tema para decir algo (ya tenían todo muy explotado) y captar votos en estas elecciones… A río revuelto ganancia de todos…
Mark de Zabaleta