Revista Cocina

Víctimas del olvido quinquenal

Por Dolega @blogdedolega
Por Dolega Martín 9 septiembre, 2014 Actualidad 6 comentarios

victimas del olvido quinquenal

Todo tiene su final como dice la canción, incluso nuestra maratón de bricolaje.

Por fin, ayer di mi último brochazo, clavé mi último clavito y empezó nuestra particular cuenta atrás.

Hemos estado investigando por qué cada cierto tiempo nos da la ventolera de ponernos como poseídos a hacer cosas en la casa.

Haciendo memoria, hemos visto que este fenómeno paranormal sucede cada cinco años. En principio parece que no hay ninguna razón lógica para este periodo específico de tiempo, pero yo tengo mi propia teoría.

Creo que es el tiempo que tarda nuestro cerebro en olvidar; sí, cinco años es lo que tardan las neuronas en borrar las desventuras y cabreos de todos estos días, porque si hay algo cierto en este mundo es que la familia que hace bricolaje unida acaba a los gritos.

Dicen que las vacaciones en muchos casos acaban con la relación de pareja, no lo sé pero en nuestro caso el bricolaje es el factor que más malos rollos genera en esta casa, el que más peleas y discusiones provoca y que incluso nos ha llevado al borde del divorcio, así que cuando esto termina se necesitan 60 meses para olvidarme que llevo dos horas buscando el cutter que por supuesto NADIE ha cogido ni ha visto en el último siglo y mientras yo doy vueltas como una peonza no escucho más que:

Dolega, alcánzame ese destornillador por fi…pásame la masilla por fa…, mira ver si me puedes encontrar una broca del seis para metal… ¿Me cortas esto a 67 Cms..? Y yo sin encontrar el maldito cutter que luego resulta que alguien lo tiene en lo alto del tejado porque abrió lo que sea y allí lo dejó…

Sí señores, se necesitan 260 semanas para superar los diálogos del tipo:

Dolega: ¡¡No lo hagas así que lo rom..!!

El Niño: ¡Coño, se partió!

Dolega: ¡¡pes!!

El Niño: ¡Joder Madre, se dice antes!

Y Dolega que ya no fuma, se va a dar una vuelta alrededor de la casa para no liarse a bofetadas con la criatura porque ya es el tercero que rompe por hacer la palanca al revés…

Y los razonamientos de la Niña que ha decidido que ella se encarga del departamento de catering, pero a las once de la mañana quiere saber qué voy a hacer de comida porque ella se tiene que organizar y me recuerda que su hora habitual de almuerzo es a la una de la tarde. Cuando se le recuerda que ella es la encargada de ese departamento, aclara que solo para bebidas y aperitivos, que los platos calientes no son cosa suya…

En efecto, son necesarios 1826 días para no recordar que el único día que no nos peleamos siempre fue el último, básicamente porque ya no teníamos fuerzas para discutir y yo ya veía las molduras derechas, los tornillos alineados y todo divino de la muerte; es lo que tiene el agotamiento, que acabas por priorizar correctamente así que a partir de ayer, empieza la cuenta atrás para nuestro próximo “Olvido quinquenal”.

Con el tiempo, que todo lo cura olvidaré esas palabras que juré grabarlas a fuego en mi frente para que estuvieran siempre presentes el resto de mi vida:

“A mí no me volvéis a pillar en esto ni borracha ya os lo digo, que luego no quiero lamentos ni cabreos. ¡Se acabó! Si se Cae la casa que se caiga, pero yo he terminado mi etapa de obrero de la construcción”


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