Revista Cultura y Ocio

Víctor Conde: La Orfíada

Publicado el 19 febrero 2018 por Libros Prohibidos @Librosprohibi2
Víctor Conde: La Orfíada

Como la Ilíada pero hoy

Llevaba bastante tiempo detrás de leerme algo de Víctor Conde, uno de los principales exponentes de la fantasía y ciencia ficción en español. Así que me auto-regalé La Orfíada por Navidad, animado por unas cuantas recomendaciones de gente entendida. Un novelón de 600 páginas en un mundo griego alternativo con magia y fantasía. Con esta premisa me tenía que gustar por fuerza salvo accidente inesperado. Y, claro, todo puede ocurrir en este mundo.

El Gran Reino acaba de salir de una cruenta campaña. Sus victoriosos generales, como el indomable Hesión o el sádico Yaroslav, son llamados a la capital con sus ejércitos tras la dura contienda. Pero allí les esperan los oscuros juegos de poder de la corte y la amenaza creciente de una guerra total contra los países del sur, dominados por el mítico Kan Magnus.
Mientras los titánicos ejércitos de los Kanes hacen temblar la tierra en su avance para tomar la capital, Hesión parte en una búsqueda sagrada en compañía de su amada Eithne, una búsqueda que podría significar la renovación de la alianza con los antiguos Dioses y el resurgimiento de la magia en el mundo. Lo que Hesión desconoce es que él también es una marioneta en las intrigas palaciegas que están a punto de desatar una ola de sangre y odio en el Reino...

Me ha dejado bastante mal sabor de boca este primer contacto con Víctor Conde, y me fastidia decirlo. No sé si es porque tenía unas expectativas muy altas, pero esperaba encontrarme algo totalmente distinto. Ahora que han pasado unas semanas desde que leí La Orfíada, la sensación que tengo es que el autor ha pretendido hacer una cosa y le ha salido otra bien distinta. Ha buscado crear un mundo totalmente diferente a partir de retales de la historia y le ha quedado un experimento bastante desdibujado; ha querido emular los cantos homéricos y a la vez escribir una novela moderna; ha tratado de innovar con el formato y le ha quedado un libro bastante difícil de leer; y en definitiva, ha intentado darle una nueva visión a una historia que ya hemos visto miles de veces y que nos conocemos de memoria. Pero vayamos por partes.

Hablemos del worldbuilding en La Orfíada. Sin duda, uno de los puntos donde el autor ha puesto mayor esfuerzo ha sido la creación del escenario, este mundo en el que se desarrollan los hechos. Pues bien, si lo que se espera tanto por el título como por la portada es encontrar una obra basada en un mundo griego alternativo, no se trata de nada de eso. Hay elementos griegos, pero en realidad el reino que habitan los protagonistas es algo que podría considerarse como un mundo eslavo. Además, viven bajo la amenaza de los kanatos, que pueden asociarse perfectamente a los pueblos mongoles de las estepas de Asia central. La premisa podría parecer interesante, pero queda la sensación de batiburrillo, de mezcla porque sí, ya que estos pueblos apenas si llegaron a conocerse -por no hablar de que los griegos son mucho anteriores a los otros dos-. Podríamos decir que el mundo de La Orfíada es lo más parecido a una partida de Age of Empires, donde pueden encontrarse combates imposibles entre pueblos tan remotos espaciotemporalmente como mayas, godos, persas y coreanos.

Pero lo más grave de esto nos lo encontramos en el grado evolutivo elegido. No lo deja del todo claro, pero parece ser que nos encontramos en un momento que se puede asimilar a la Edad del Bronce. Suponemos que para equipararlo mejor con La Ilíada, libro clave y siempre presente. Pues bien, apenas nada de lo que aparece en La Orfíada coincide con la Edad de Bronce. Ni la tecnología, ni las comunicaciones, ni las ciudades se corresponden con este momento, parecen muy posteriores. Por ejemplo, no se puede hablar de caballería pesada en una época en la que todavía ni existían las sillas de montar -no digamos de los estribos, fundamentales para este propósito-. No se puede hablar de este tipo de ciudades y templos tan desarrollados cuando lo que existía por aquel entonces, salvando Egipto y Mesopotamia, eran puestos avanzados como El Argar o Campos de Urnas. Pero, sobre todo, no se puede hablar de un ejército de un millón de soldados. No había capacidad para mantener a tanta población, y menos para mantenerla bajo control y organizarla. Es que ni a una centésima parte. Totalmente imposible.

El Gran Reino se extendía desde la cuna del Sol hasta la tumba que lo albergaba durante la noche, y desde los confines boreales hasta el lejano mar del Sur, piélago de sombras. Gobernaba con mano de hierro el rey Maximilian II, un monarca que había heredado de sus abuelos el ansia por conquistar las tierras de Magnus, el Gran Kan.

Víctor Conde: La OrfíadaEs posible que el autor haya querido jugar la carta de la típica exageración de las fuentes antiguas, ya que el libro supuestamente lo escribió el gran sabio y poeta Antólico de Sandria. Puede ser, pero si un mundo te genera tantas dudas y hay que buscar tantas explicaciones para que resulte creíble y convincente...

Con respecto al formato, es de agradecer el atrevimiento del autor. Desde Alessandro Baricco no recordábamos a nadie tratando de darle su sitio a La Ilíada. Pero hay un motivo para esto: el que se supone que es el primer libro de Homero es un maldito coñazo. No conozco a nadie que se lo haya leído que no haya sido por obligación -y sé de muchos que lo han hecho o solo intentado-. Tampoco sé de nadie que no se lo haya leído sin maldecirse a sí mismo y al momento que eligió hacer ese trabajo de la Grecia Arcaica. Pues bien, La Orfíada toma su épica, sus personajes, su temática e incluso su tono de La Ilíada. Y eso sin ofrecernos ningún testimonio histórico de valor, como sí ocurre con el texto Homérico. Podría decirse que tiene todos los defectos de La Ilíada y ninguna de sus virtudes.

No del todo una novela

Ha arriesgado tanto Víctor Conde en el formato de este libro que casi casi podríamos decir que La Orfíada no es una novela. Esto se lo voy a agradecer. Me parece de un gran valor este tipo de experimentos y este afán por tratar de llevar la literatura más allá. El problema que yo le veo es que le ha quedado una obra muy difícil de leer. Y no ya solo por el tono, que es más que pausado y descriptivo, sino por la idea de adjuntar notas. Y no notas al pie, sino al final de la obra. La inclusión de notas en las novelas siempre me ha parecido algo de una torpeza tremenda. Creo que es algo poco literario y que hay que evitar en todo lo posible. Pero si las tienes que poner, hazlo en la misma página, no hagas que el lector tenga que estar yendo y viniendo al final con un libro grueso y poco manejable. Tan molesto es, que David Foster Wallace utilizó este "recurso" en La broma infinita en su afán de vacilar, fastidiar y desanimar al lector. El que, además, haya que acceder a la web de la editorial para encontrar más respuestas me parece el colmo de la incomodidad.

Con respecto a la trama en sí, pues repito un poco lo que dije más arriba. La venganza de un héroe todo virtud y magnificencia que es traicionado por los malos, pues, qué queréis que os diga, no me resulta llamativa. Hemos visto esto miles de veces y siempre es lo mismo. Y este caso no es una excepción.

En fin, antes que recomendar La Orfíada recomendaría La Ilíada, y es algo que tampoco voy a hacer. Espero leer otra cosa de la extensa bibliografía de Víctor Conde, que estoy convencido de que disfrutaré mucho más.

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Foto del Erecteion: Arthur Yeti. Unsplash


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