Han tenido que pasar 45 años para que sean condenados los asesinos del cantautor que cometía sus delitos con una guitarra. Por eso lo mutilaron y acribillaros aquellos malnacidos.
Desgraciadamente surgen canallas que a través de golpes de Estado cruentos se imponen en un país y exterminan a quienes les eran adversos. Merecen ser borrados de la Historia.
Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es un buen momento para superar el trauma del franquismo y la ignominia que el dictador supuso para nosotros.
Es hora de entregar sus restos a la familia y hacerlo sin alharacas ni estupideces demagógicas, con el sereno ánimo de ir cerrando capítulos tristes de nuestra Historia. El paso siguiente debe ser que todo español pueda enterrar a sus muertos, algo tan elemental.