Hoy vuelve un viejo conocido al blog, ya que me toca hablaros de la nueva novela protagonizada por el detective Víctor Ros, salido de la imaginación de Jerónimo Tristante. Víctor Ros y el gran robo del oro español es la quinta aventura del susodicho y, al igual que las entregas anteriores, viene con un salto cualitativo que, de momento, ha hecho que sea mi favorita de las cinco. Vamos, que el señor Tristante se va superando a cada nueva novela y esta ha sido maravillosa de principio a fin.
Tras todo lo que ocurrió en Oviedo, Víctor Ros se encuentra de vacaciones en un balneario junto a su familia, cuando dos agentes de la brigada metropolitana de Madrid van a buscarlo con urgencia porque necesitan su ayuda desesperadamente. Y es que, en Madrid, se ha intentado robar en el Banco de España, aunque al final el ataque fue detenido. Sin embargo, al mismo tiempo, alguien había aprovechado la confusión para hacerse con dos partes del tesoro nacional que estaba en un banco anónimo.
Evidentemente, el primer golpe era una maniobra de distracción, que Víctor no tarda en deducir. Al igual que no tarda en descubrir qué perversa mente está detrás de todo, por lo que se ve obligado a viajar a Londres en compañía de Blázquez para darle caza. Eso sí, por si Víctor no tenía suficiente con enfrentarse a semejante mente criminal, también es perseguido por Bárbara Miranda, que sigue libre y empeñada en matarle.
Si en La última noche de Víctor Ros, la novela anterior, Jerónimo Tristante le dio mayor protagonismo a Clara, en esta nueva entrega decide ampliar la narración y regalarnos una historia muchísimo más coral. Así, no sólo seguimos los pasos de Víctor, que es el centro de este particular universo, sino que también vemos las andanzas de Clara, Eduardo, Blázquez y un par de personajes nuevos que ayudan a Víctor y que resultan muy interesante. Y el tener tantos puntos de vista le sienta de maravilla, sobre todo porque Jerónimo Tristante lleva muy bien todas las tramas que acaban confluyendo.
Además, todos los frentes están relacionados y resultan de lo más entretenidos: desde Víctor intentando localizar tanto el oro como a quien lo robó, hasta Clara haciéndose pasar por un simple pilluelo para proteger a su marido de Bárbara Miranda.
De hecho, es curioso como en una novela donde Víctor se enfrenta a dos terribles enemigos que no dejan de ir a por él, también sea la más distendida y tenga unos puntos humorísticos muy buenos. A la saga le sienta bien el relajarse un poco, pues gana encanto y se nota mucho más la camaradería que hay entre los personajes. Que, por cierto, qué gran acierto el que Blázquez tenga tanto protagonismo y vaya a Londres con Víctor: no sólo es perfectamente capaz, sino que es adorable y muy divertido.
Otro de los puntos fuertes de Víctor Ros y el gran robo del oro español es que, por un lado, el caso es complicado y, por otro, Jerónimo Tristante no olvida el añadir dificultades como el cambio de idiomas o el hecho de que la política juega un papel en toda la situación. A fin de cuentas, el gobierno inglés se encuentra con el hecho de que una ingente cantidad de lingotes de oro españoles están en alguna parte de su país.
Y, de paso, nos deja unos cuantos giros de lo más locos: desde la persona que está detrás de todo (no quiero decir su nombre, por si no lo sabéis, así de buena gente soy ;P), hasta ese final que se marca el señor Tristante y que es el WTF? más grande que te puedas echar en cara.
En serio: WTF?! ¡¿Alguien se lo veía venir? WTF?!
Bueno, evidentemente me muero de ganas de que salga el siguiente, ya que el epílogo te deja la puerta abierta tras que se cierre el caso del robo. De paso, ya que estamos, pido por favor que volvamos a saber de personajes como Martin y María, que me encantaron. Además, ella mola muchísimo, al igual que lo hace Clara que a cada novela se vuelve más badass y, oye, yo tan encantada porque siempre he sido fan de ella.
Es decir, que si aún no habéis leído nada de Víctor Ros, no sé a qué estáis esperando, la verdad, si mola un montón.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Presa del placer de Nalini Singh.