Revista Religión
Leer | FILIPENSES 4.10-13 | ¿Ha escuchado usted alguna vez el testimonio de un creyente que experimentó una tragedia terrible? Tendemos a estar muy atentos a esos relatos, porque la persona involucrada ha sido testigo de primera mano de la fidelidad y el poder de Dios de restaurar una vida golpeada.
De todos los testigos de la gracia de Dios en tiempos de dificultades, ninguno es más impresionante que el apóstol Pablo. Él supo lo que eran los sufrimientos. Durante todo su ministerio fue perseguido, golpeado, apedreado, arrestado, sufrió naufragios y fue acusado de herejía tanto por los líderes judíos como por el gobierno romano. Todo esto contrastó inmensamente con su pasado, en el que disfrutó de los lujos y las oportunidades que le dieron su ciudadanía romana y su educación en el judaísmo.
En la vida de Pablo hubo altibajos increíbles. Como resultado, se ganó el derecho de proclamar lo que dice Filipenses 4.12: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia”.
¿Qué lección aprendió el apóstol como resultado de estas experiencias? Él nos dice en el versículo 12: “En todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”.
El “secreto” de Pablo no es un secreto en absoluto, porque él revela la fuente de su fortaleza en el versículo que sigue: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. La fe en Jesucristo y una dependencia cada vez mayor de Él, harán que esta fuente de poder ilimitado sea una realidad en la vida de usted.
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