Tras las elecciones generales del 26 de junio, dado que las del 20 de diciembre de 2015 no dieron ninguna mayoría absoluta, todos los medios han celebrado con entusiasmo la victoria del partido gobernante, en funciones desde octubre de 2015 en que se disolvió el Parlamento por haber sido las anteriores elecciones el 20 de noviembre de 2011 y cumplirse al plazo de la legislatura, que ha obtenido nada menos que 137 escaños de los 350 que componen el Congreso de los Diputados. Nada menos y nada más porque no le llega para gobernar sin apoyos de terceros.
Los partidos que se presentaron como alternativa al partido gobernante sufrieron una espectacular derrota, los socialistas perdieron 5 escaños quedándose los pobrecillos en 85. Los de Unidos Podemos, también fueron derrotados de manera abrumadora porque por separado sumaban 71 escaños el 20-D y juntos pasaron a sumar sólo 71 escaños el 26-J. Y Ciudadanos perdió 8 escaños pasando de 40 a 32, es decir, que palmó 8 escaños como 8 soles en su apuesta contra el partido gobernante en funciones. Por eso mismo todos ellos andan rasgándose las vestiduras y lloriqueando.
Por su parte los partidos nacionalistas se repartieron el resto de los escaños hasta los 350 que tiene el Congreso de los Diputados español. Como existe una gran mayoría de los habitantes del país que al ser de letras no saben sumar, por ser esto propio de los que han estudiado ciencias y aprendieron tales artes, es necesario que se les haga la suma para poder entender la composición del nuevo Parlamento español. Así que sumemos los escaños para saber los que han ido a parar a los nacionalistas vascos, catalanes y canarios. 137+85+71+32=325 escaños. Si el total de escaños es de 350, y restamos los adjudicados a los partidos según los resultados electorales publicados por el Ministerio del Interior tras el recuento de votos, los partidos nacionalistas han obtenido 25 escaños.
Cuando vemos los resultados en escaños, hecho el recuento del 100% de los votos, comprobamos que los escaños obtenidos por los partidos nacionalistas son los siguientes: Esquerra Republicana (partido catalán) obtuvo 9 escaños. Convergencia Democrática de Cataluña se quedó en 8. el PNV (Partido Nacionalista Vasco) se quedó en 5 escaños y los también vascos de EH-Bildu, repitieron los resultados de diciembre de 2015 obteniendo 2 escaños. Por su parte Coalición Canaria sacó igual que el 20-D, 1 escaño. Salvo que la calculadora del ordenador ande dopada, 9+8+5+2+1=25. Es decir, los mismos escaños que obtuvieron en diciembre de 2015.
Por lo tanto, mientras el partido gobernante ha obtenido 137 escaños y es el ganador oficial de las elecciones generales repetidas, los partidos que se presentaron como alternativa al mismo sólo suman 85+71+32=188 escaños. Porque ninguno de ellos se presentó a las elecciones pidiendo el voto para el partido gobernante si no en contra y como alternativa al mismo. Así pues, ahora la combinación es la siguiente, el partido ganador debe gobernar con sus 137 escaños y con la oposición de 188 más los 25 escaños de los partidos nacionalistas que tampoco pidieron el voto para el partido gobernante si no todo lo contrario. Esto lo entendería cualquiera de letras, luego los periodistas tertulianos españoles son de ciencias.
Por eso el presidente en funciones se ha reunido en primero lugar con Coalición Canaria que tiene 1 escaño, lo cual, en caso de hacer con ellos una pequeña gran coalición les reportaría nada menos que 138 escaños. Esto le permitiría al ganador de las elecciones perder todas las votaciones por holgada mayoría con hasta 212 votos en contra de lo que presentase al Congreso de los Diputados. Con estos espectaculares resultados es normal que ahora el gobierno en funciones se tome con calma las reuniones para poder presentar candidato a Presidente de Gobierno, porque su triunfo ha sido abrumador a decir de todos los tertulianos televisivos que no acertaron con los pronósticos por creerse las encuestas de sus propios medios encargadas por ellos mismos. Estulticia en estado puro.
Eso sí, todos ellos están de acuerdo en que debe gobernar el partido con más escaños por el bien de la gobernabilidad de España y por la estabilidad que se exige desde Bruselas, o eso dicen a coro, que reclama que con la máxima urgencia España tenga un gobierno fuerte que se dedique a aplicar los recortes que exigirá Bruselas dado que el partido gobernante en funciones recortó el déficit incumpliendo el déficit, por lo que los españoles deben ser sancionados con nuevas medidas gubernamentales que hagan reformas estructurales que no sean estructurales, pues el sector privado es tan estructural del Estado como una boina lo es de una cabeza. Y luego hablan del Brexit.
Por eso todos los demás partidos se presentaron a las elecciones generales no pidiendo el voto para el gobierno y por eso mismo los votantes le dieron al mismo 137 escaños y a los otros 212. Porque en las reformas estructurales que se avecinan hay un amplio consenso, que ninguna sea estructural. De todo ello podemos deducir que los partidos políticos españoles sí que deben pertenecer al colectivo de los que entienden por estructura del Estado lo que no lo es, dado que el Estado no somos todos, ya que es la estructura administrativa de un país y no un concepto poético y etéreo. Es de destacar que todos ellos coinciden en que lo que no se puede hacer es repetir las elecciones de nuevo porque eso no lo soportarían los votantes, cuando lo que no quieren decir es que en caso de repetirse otra vez es posible que los resultados volviesen a repetirse de nuevo. Y eso, no mola. O más bien les pondría en evidencia: hay un gran consenso en que se recorte de lo que sea pero que "lo suyo" no se toque.