El comienzo de marzo significa, para unos cuantos, el regreso a las obligaciones; especialmente para las madres. Para mi Marzo no solo marca el comienzo de las clases sino también el regreso a casa, mudarme otra vez con mucha paciencia y organización, y disfrutar lo poco que nos queda de los rayitos de sol tostandonos las piernas y los mini-shorts. Por eso aproveche este penúltimo fin de semana de verano para tirarme al lado de la pileta de mis tíos que están de vacaciones, jugar con sus mascotas y respirar antes que empiece el caos, posponiendo toda responsabilidad momentánea. Más tarde también aprovechamos para pasear por el centro pinamarense que pronto estará vacío y apagado; pasamos por el showroom de Manu Bastons (vieron las fotos acá) y caminamos como mulas para bajar la tarta de dulce de leche que habíamos comido antes. El otoño ya llega, bienvenida obesidad.