Revista Cultura y Ocio

Vida y Destino. Vasili Grossman

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Vida y Destino. Vasili Grossman
     "La niebla cubría la tierra. La luz de los faros de los automóviles reverberaba sobre la línea de alta tensión que bordeaba la carretera.
No había llovido, pero al amanecer la humedad había calado en la tierra y, cuando el semáforo indicó prohibido, una vaga mancha rojiza apareció sobre el asfalto mojado. El aliento del campo de concentración se percibía a muchos kilómetros de distancia: los cables del tendido eléctrico, las carreteras, las vías férreas, todo confluía en dirección a él, cada vez con mayor densidad. Era un espacio repleto de líneas rectas; un espacio de rectángulos y paralelogramos que resquebrajaba el cielo otoñal, la tierra, la niebla."
     No se que me llevó a pedir este libro a círculo de lectores. No conocía el título cuando lo hice y la portada y el título no me llamaron mucho la atención. La verdad que pensé que iba a ser una historia más sobre la Segunda Guerra Mundial. Y, sin embargo, de todos aquellos títulos, algo me impulsó a pedir precisamente este. Tardé varios meses en leerlo y al terminarlo tenía esa sensación de haber acertado mezclada con la pena de no haberlo hecho antes. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Vida y destino.
     Vida y destino cuenta una tragedia desde la gente corriente.Nos presenta a la familia Sháposhnikov para ello. Tres hermanas y un hermano, un campo de concentración y un viejo bolchevique, nos van relatando la historia de una gran guerra y un enfrentamiento trágico en el que la gente se encontró en un fuego cruzado entre dos regímenes totalitarios.
     Cuando Grossman presenta el manuscrito para su publicación, la KGB entra en su apartamento confiscando copias, papeles carbón, cuadernos de notas e incluso las cintas de la máquina de escribir. Pero no hizo esto que su autor cejase en su intención de ver publicada su obra. En el año 1.962, un censor del régimen informaría a Grossman que "su novela no podría publicarse en al menos doscientos años" dando por sentado que el libro podría hacer más daño a la Unión Soviética que el hecho por la famosa novela de Pasternak, Doctor Zhivago. Dos años después moriría su autor con la ilusión de ver publicado su libro y la convicción de que nadie lo iba a poder leer. Así sería hasta casi veinte años después, momento en que dos disidentes soviéticos colaboraron sacando el manuscrito hasta Suiza, país que lo publicaría. Para ello uno de los hombres fotografió el manuscrito mientras que el otro sacó de contrabando las películas. Finalmente, la novela vería la luz en Rusia en el año 1.988 y hoy en día es comparada por los críticos con el gran clásico Guerra y Paz.
     La primera sensación que tuve es de estar ante una novela ambiciosa, de esas que se dice son el trabajo de toda una vida. Infinidad de personajes se mueven entre los primeros años de la Segunda Guerra Mundial llevándonos por campos de trabajo o de concentración, Stalingrado, batallas, cazas... y que todo ello se iba a ver manejado a través de las pequeñas historias de las personas que les tocó vivir allí, aquellos que vivieron un infierno sin haberlo elegido y cuyos sentimientos fueron muchas veces mas viscerales que si hubieran tenido una vida más "normal".
     Hay una crítica feroz a los totalitarismos, al sistema soviético y al nazi. Y todo ello a través de personajes que nos van desgranando su vida entre horrores y conversaciones nocturnas de literatura, entre muertes de seres queridos y amores que emergen mientras las bombas destrozan el lugar. Pilotos, presos, científicos, soldados, amas de casa... todos ellos luchan arrasados por el momento que les toca vivir. Todos tienen una lucha física abierta por su país o sus creencias y, la inmensa mayoría llevan una lucha mucho más feroz en su interior. La que tiene su conciencia cuando ve la barbarie impuesta por las normas del Partido. Por eso, cuando Grossman dice Vida y destino se refiere justo a esa dualidad que se establece entre el individuo y la guerra usando la invasión alemana como detonante. Usa este momento porque chocan dos regímenes que infunden terror y que imponen sus normas de estado a las que piden lealtad oprimiendo así a quienes están bajo ellas desde varios frentes, desencadenando esas luchas interiores que suelen ser mucho más devastadoras que las bombas. Aunque sus victimas sean más silenciosas.
     Señalo para terminar que el autor huye de sentimentalismos que busquen que el lector tenga piedad u horror y lo hace desde la consciencia de que no son necesarios. Los hechos por si mismos lo demuestran y así nos lo expone ganando, para quienes como yo huímos de los "golpes de efecto", expresividad en cada una de sus letras. La de la constancia de que tal vez no se llamaron así sus protagonistas, ni estuvieron en ese lugar a esa hora. Pero si tenemos algo claro, es que lo que allí nos relatan, ha sucedido.
     Y vosotros qué pensáis, ¿se pueden tratar determinados temas sin caer en sentimentalismos o es inevitable tropezarnos con ellos?
     Gracias

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