Revista Ciencia

Vida y muerte en una nube

Publicado el 16 noviembre 2012 por Maestroalpha @maestroalpha
Vida y muerte en una nube

Esta nueva imagen del remanente de supernova W44 muestra cómo se propagan las ondas de una explosión estelar por el espacio, combinando los datos tomados en las bandas del infrarrojo lejano y de los rayos X por los telescopios de la ESA Herschel y XMM-Newton, respectivamente.
El remanente de supernova W4 se encuentra a unos 10.000 años luz de nuestro planeta, en el seno de una maraña de densas nubes de formación de estrellas en la constelación de Aquila, el Águila, y es uno de los mejores ejemplos de cómo interactúan los restos de la explosión de una estrella con la nube molecular de la que procede.

Lo que vemos en esta imagen es el resultado de la dramática explosión a través de la que una estrella masiva se deshizo de sus capas más externas al alcanzar el final de su vida, quedando reducida al núcleo giratorio de una estrella de neutrones, o púlsar.

El púlsar, identificado como PSR B1853+01, es el punto brillante en la parte superior izquierda de W44, que en esta imagen se muestra de color azul claro.


Se piensa que este púlsar tiene unos 20.000 años. A medida que gira sobre sí mismo a gran velocidad emite un poderoso viento de partículas altamente energéticas y un haz de radiación que abarca desde las ondas de radio hasta los rayos X.

El centro del remanente de supernova también brilla en la banda de los rayos X como resultado de la altísima temperatura del gas atrapado en su región central, que puede alcanzar varios millones de grados centígrados. Los cúmulos de mayor emisión energética revelan regiones con una mayor concentración de elementos pesados.

En el frío borde de la región central, el gas es arrastrado a medida que el remanente se expande en el espacio.


En el borde superior derecho del frente de expansión se puede distinguir una cavidad más pequeña, donde la onda de choque del remanente de supernova forma una especie de lazo. Esta región también contiene gas caliente, ionizado por la intensa radiación ultravioleta emitida por las jóvenes estrellas masivas que se ocultan en el interior de la nube.

Los detectores de Herschel en la banda del infrarrojo lejano también son capaces de buscar regiones de polvo y gas caliente más allá de W44, donde se agrupan las nuevas estrellas.


Un claro ejemplo es la región de formación de estrellas con forma de punta de flecha que se puede distinguir a la derecha de W44, que parece estar apuntando a un trío de complejas nubes moleculares, más hacia arriba y a la derecha.

Los objetos compactos que salpican la imagen son las frías semillas de futuras estrellas, que terminarán emergiendo de sus capullos de polvo.

En la esquina inferior izquierda de la imagen se alcanza a ver el plano galáctico, como una difusa emisión púrpura.

Referencia: ESA


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