Revista Libros

Vidas rotas

Publicado el 24 abril 2012 por Eldevoradordelibros
Son pocos los autores que se atreven a tratar en las novelas destinadas a un público juvenil temas tan duros como el abuso sexual infantil y, sin embargo, qué falta hacen libros así, porque estas obras contribuyen a dar visibilidad, a través de la denuncia existente en sus páginas, a hechos tan graves como el mencionado, el mismo que abarca Maite Carranza en su novela Palabras envenenadas
Bárbara desapareció hace cuatro años. No hay ninguna pista sobre su paradero. Una cabina de teléfono, en la que se encontró su bolso y restos de sangre, parece ser el último lugar donde estuvo la joven. Sus allegados están convencidos de que alguien acabó con su vida aquella misma noche en la que llamó a su madre por última vez. 
Sin embargo, el lector descubrirá en la primera página que Bárbara sigue viva, que ha estado cuatro años secuestrada en algún lugar en el que nadie la oye. Lleva retenida mucho tiempo sufriendo todo tipo de abusos físicos y psicológicos, por parte de alguien que dice quererla con locura y a quien ella también parece querer, por increíble que parezca. 
Vidas rotasBárbara no es ahora ni la mitad de lo que fue, apenas es una sombra, un fantasma, y sin embargo, no ha perdido la esperanza. Hoy, su captor ha cometido el error de olvidar el teléfono móvil en la pequeña habitación en la que se encuentra. Sabe que hay cobertura, una vez lo llamaron y él salió fuera del habitáculo a responder.
Después de probar en mil y un sitios del reducido espacio, logra que haya señal. Puede llamar a alguien, pedir ayuda, y lo hace, a pesar de las terribles consecuencias que puede acarrearle si su secuestrador se entera de ello, pero ya nada tiene que perder, sabe que los que están fuera, los suyos, la toman por muerta. 
La chica llama a Eva, la que fue durante mucho tiempo, su mejor amiga y con la que cortó lazos poco antes de desaparecer. Ésta, sin dar crédito a lo que oye tras la otra línea telefónica, decide contárselo primero a la policía y después a la familia de la joven, en concreto, al padre de Bárbara, Pepe, pues la madre, Nuria, es una mujer muerta en vida, rota. 
Ahí da comienzo el frenético día que se iniciará con esa llamada telefónica y terminará con la resolución del caso por el subinspector Salvador Lozano, quien se ha encargado de la investigación de la desaparición de la joven desde el primer momento y quien resolverá el asunto justo en su último día como policía, pues a la siguiente jornada será un hombre jubilado.
A pesar de lo reducido del círculo de sospechosos, tuve mis dudas. Desde el comienzo está claro que es alguien del entorno de la chica pero hasta la mitad de la novela no supe quién era. Entre ellos, destaca especialmente Martín, ex pareja de Bárbara, y Jesús, un profesor de su instituto. 
La historia nos la cuenta la propia Bárbara, su madre, su mejor amiga y el policía quienes se alternan en los diferentes capítulos los cuales, por cierto, son breves. El narrador es ominisciente en todos los casos, excepto en los "episodios" protagonizados por el personaje principal, Bárbara, en los que los hechos son desvelados en primera persona. 
En lo que respecta a la prosa de Carraza, resulta especialmente llamativo que no haya ni un solo diálogo y tampoco separación entre párrafos. Es por ello que al comienzo la lectura se me hiciera tediosa e incluso confusa. Esto último me ocurrió, especialmente, en los capítulos protagonizados por el policía y su joven sucesor cuando el primero pone al tanto al segundo sobre la investigación. He tenido que releer más de una frase.
Por si alguien me pregunta cómo sé que los hechos que se narran se desarrollan en un sólo día, diré que es porque así aparece en la sinopsis de la contraportada. Los relatos de unos y otros personajes se superponen además, se mezcla pasado con presente y resulta muy difícil llevar la cuenta del tiempo transcurrido. De ahí mi confusión, también.
La autora no se recrea en las escenas más duras. No hay ninguna escena explícita y ni falta que hace pues lo más desagradable, dicho así, lo deja la autora a la imaginación del lector algo que yo he agradecido muchísimo. La sutileza por tanto, es la característica clave de la pluma de Carranza a la hora de poner por escrito un tema tan difícil. 
El libro me ha recordado a una película que vi no hace mucho llamada No tengas miedo protagonizada por Michelle Jenner. Curiosamente, ambas me han dejado la misma sensación: no me terminaron de emocionar todo lo que podrían haberlo hecho. En el primer caso, se debió a la falta de ritmo y en el segundo, se ha debido por un lado, a la forma de narrar que emplea la escritora catalana y por el otro, a ese final que me ha resultado predecible, precipitado y no muy en consonancia con el resto de la historia. 
¿Vosotros la habéis leído? ¿Qué os ha parecido? Saludos, devorador@s.
Agradecimientos Edebé

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