Cuba busca darle nueva vida a sus centrales azucareros de antaño. Los ingenios de antes fueron desarmados tras el derrumbe soviético.
El viejo discurso de hacer más con menos y de sustituir las importaciones resuena nuevamente en los campos de caña donde la gente gana menos de lo que merece.
Cientos de hombres han muerto de hambre, miseria y tristeza, en silencio en los bateyes azucareros de antes, sitios diseñados para que la única fuente de empleo fuese el central que ya hace años cerró las puertas y dejó a sus vecinos con la boca abierta.
En medio del pataleo de siempre, ahora Cuba quiere darle vida a los cadáveres del campo.
Con información de AFP.
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