Al igual que en los años 50-60 del siglo pasado, quienes migraban desde regiones agrícolas a zonas industriales (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao…) se hicieron un hueco cada vez mayor en los comercios de barrio, ahora son los inmigrantes de otros países quienen toman el relevo.
Es el caso de muchos comercios tradicionales a los que no les queda otra alternativa distinta al cierre, ya sea por la avanzada edad de sus propietarios, que no han encontrado relevo generacional, o ya sea por la gravedad de la crisis. En esa situación, la reapertura del negocio es posible a manos de los nuevos emprendedores, gentes cuyo país natal queda muy lejos pero que a menudo residen desde hace años en España.
¿Las ventajas? Una cliente ya formada, un local montado y un saber las claves del negocio.
¿Los inconvenientes? Los reparos que aún tenemos muchos españoles en nuestra relación con otras culturas y que en muchos casos no obedece a tics xenófobos sino a simple desconocimiento.
Este vídeo lo ilustra muy bien: