TÍTULO ORIGINAL: Heat. AÑO: 1995. DURACIÓN: 172 minutos. NACIONALIDAD: Estados Unidos. PRODUCTORA: Warner Bros. / Regency Enterprises. DIRECTOR: Michael Mann. GUIÓN: Michael Mann. FOTOGRAFÍA: Dante Spinotti. MÚSICA: Elliot Goldenthal. INTÉRPRETES: Robert De Niro, Al Pacino, Val Kilmer, Jon Voight, Tom Sizemore, Ashley Jude, Diane Verona, Amy Brenneman, Natalie Portman, Ted Levine, Tom Noonan, Kevin Gage.
"No admitas nada en tu vida que no puedas dejar en 30 segundos si la pasma te pisa los talones"
Heat es una de las películas más completas del director Michael Mann, situada en las antípodas del bello clasicismo de El Último Mohicano (The Last of the Mohicans, 1992), del batiburrillo de su última película Enemigos Públicos (Public Enemies, 2009) o del exagerado (aunque preciosista) convencionalismo de Corrupción en Miami (Miami Vice, 2006), revisión modernilla de la mítica serie ochentera de la que fue productor.
Como es de esperar el primer reclamo es el duelo Robert De Niro-Al Pacino, que, al fin, comparten escena en la película de Mann. Algo que se queda pequeño para la duración total del film pero que se agradece (sobre todo después de ver a los dos juntos en ese bodrio que fue Asesinato Justo), ya que, exceptuando el momento en el que se encuentran, el resto de la película es un verdadero tour de force entre dos monstruos de la escena.
Y se encuentran, curiosamente, al modo de Mann, en una especie de autohomenaje elevado a la enésima potencia y que firma su consolidación como director. En la película para televisión Corrupción en Los Ángeles (L.A. Takedown, 1989), Mann ya había juntado a policía y criminal alrededor de un café, momento que retoma, para satisfacción del personal, en Heat. Tomando como referencia este punto de partida (sin olvidar al resto de protagonistas, a destacar Val Kilmer), los casi 180 minutos de duración son una soberbia muestra de modernismo y clasicismo ambos en estado puro, y lo que por momentos es un thriller policíaco, se detiene en escenas dramáticas que filosofan al modo de Mann sobre la intimidad de dos profesionales y sus vidas al margen del trabajo y de la esclavitud (consentida) a la que se someten por su culpa. Y ahí, en su trabajo, son hombres que pelean con orgullo, que tienen dignidad y son leales, duros y tienen el punto de mira fijado en ser los mejores en lo que hacen.
Es en ese intimismo donde Michael Mann gana enteros convirtiéndose en una especie de John Ford que hace westerns que son algo más que westerns, pero esta vez filmando películas de acción que son algo más que películas de acción. Si partimos del sobresaliente acabado del atraco con el que se abre la película al furgón blindado, podemos creer que el resto del film andará ese camino, pero vemos que los dos personajes quieren ofrecer algo más. Y Mann consigue desarrollarlo, ofreciéndonos así una película con un aire al thriller de los 70 y al cine negro hollywoodiense más clásico y con ese toque (sobre todo en la fotografía) moderno y perfectamente pulido que volverá a ofrecer en películas como El Dilema (The Insider, 1999) o Collateral (id., 2004).
Heat nos cuenta la historia de Neil (Robert De Niro), el líder de una banda profesional de atracadores que planea su último golpe antes de retirarse. Durante el atraco algo sale mal y la división experta en robos de Los Ángeles liderada por Vincent Hanna (Al Pacino) se pone tras su pista. Entre los dos comenzará una persecución en la que no sólo se verán sus vidas en peligro, sino su estabilidad familiar, su vida sentimental y, también, su orgullo y honor profesional.
En definitiva, un sobresaliente clásico contemporáneo que nos adentra en el espectacular estilo visual de Michael Mann, aunque también nos muestra que es capaz de imprimir un ritmo narrativo notable, sorprendente y eficaz.