…segundas partes…
Continúo con la reflexión sobre ser mujer negra en España, cuya primera parte puedes ver pinchando aquí.
Ante los comentarios y actitudes desagradables de las que hablaba al final del primer vídeo, tengo dos opciones: ignorarlos y seguir adelante con mi vida, o permitir que toda esa porquería me afecte, me caiga encima y me minen la moral; y yo no estoy por la labor.
Pero tengo la sensación, muchas veces, de tener que estar justificándome por todo: por ser negra y española; por tener estudios y no ser una salvaje, por tener un trabajo en la administración pública… entonces es cuando me enfado y necesito despotricar. Porque me cansa tener que estar demostrando algo continuamente.
Así que, a veces, cuando alguien me hace comentarios hirientes, contesto (aunque por lo general los ignoro); porque a veces hay que poner a la gente en su sitio. De lo contrario, hay gente que va a seguir faltándome al respeto, y eso es algo que no consiento. Por lo tanto, si alguien es hiriente conmigo, le pararé los pies de forma que entienda que, conmigo, por ahí no.
Tengo la suerte de que, en los años que tengo, de momento no he sido vícitma de ningún ataque racista, aunque una vez estuve bastante cerca; pero ahora ya no oigo tantos comentarios agresivos y reacciones agresivas y marcadamente racistas, cosa que notaba más en la adolescencia.
Quizás por eso en la adolescencia, como que sentía ese rechazo, tenía la necesidad de agradar y de ser aceptada, como comenté en un vídeo anterior; necesitaba pertenecer a un grupo en el que me sintiera a gusto; necesitaba un entorno en el que poder ser yo sin tener que estar alerta todo el tiempo.
Sin embargo al final me doy cuenta de que todas estas vivencias no han hecho otra cosa que curtirme, me han dado una madurez, y creo que he podido crecer gracias a todas estas experiencias.
Aún así prefiero no quedarme con lo negativo. Ni tengo por qué. Por suerte estoy rodeada de personas que me valoran por cómo soy. Y a eso me aferro en vez de caer en la trampa de darles alas a todas esas personas que me quieren hacer sentir que soy menos.
Yo espero que mis hijas, el dia de mañana, no sientan esa necesidad constante de estar justificándose por ser negras y españolas que siento yo muchas veces. E intentaré ser capaz de transmitirles una confianza en sí mismas lo suficientemente fuerte como para que todas estas cosas por las que van a tener que pasar no hagan mella en ellas.
Hasta aquí mi reflexión. Espero tus comentarios.