Revista Ciencia

Viejos topónimos de La Pedriza (IV). El Canto Cochino

Por Rafasc

Si hiciésemos una encuesta a montañeros, escaladores, senderistas, en La Pedriza de cual es el Canto Cochino, la inmensa mayoría diría que es el apilamiento de bloques de granito que hay tras los bares del primer aparcamiento de Canto Cochino. Lógico y normal cuando es lo que nos han transmitido, ya sea por el "boca a boca" o por las antiguas guías de rutas, como la de Domingo Pliego de La Pedriza donde aparece un dibujo a plumilla del Canto Cochino. Hasta aquí todo normal, siendo yo uno de los que daría la misma respuesta.

Hace años conseguí en pdf el libro de Casiano de Prado "Descripción Física y Geológica de la Provincia de Madrid" editado en 1864, y en su lectura vi un sencillo dibujo en el que representaba al Canto Cochino de La Pedriza en alzado y perfil. Rápido me vino a la mente el canto y no me cuadraba nada con lo dibujado por Casiano. Era tal la diferencia que algo no encajaba, no podía el ilustrado ingeniero de minas errar tanto al representar unas piedras; tampoco imaginaba que todo el mundo pudiera estar equivocado, más si en ese grupo estaba el experimentado y referente montañero D. Pliego. Por más que indagaba no conseguía resolver mi enigma, y desenredar esta madeja.

Un día, fisgoneando por las redes sociales, vi la publicación de una foto con un escueto título, algo así como "El Canto Cochino de La Pedriza". Entonces los ojos se me abrieron como platos, el motivo de ello lo que aparecía en la imagen, dos piedras en equilibrio que nada tenían que ver con el apilamiento rocoso junto a los bares, ni con el grabadoo de D. Pliego. Lo que si cuadraba de esa foto era con el dibujo de Casiano. Puse en modo más intenso la maquinaria de búsqueda, y como el que la sigue la consigue, di con una publicación del Grupo de Senderismo Llera en la que aparecía una foto del "Canto Cochino verdadero" comentando que está separado unos 100m. La solución al enigma se estaba acercando, pero aun quedaban "pasos" que dar, pero ya sobre el terreno.

Una mañana laborable, me fui a dar un paseo con el objetivo fijado en dar con el verdadero canto del cochino. Me situé junto al supuesto falso, y con la referencia de los 100m comencé a buscar las dos piedras apiladas. Hacia el río, hacia la carretera, me iba de los 100m y ni rastro. O no era el día, o estaba torpe, pero no hacia mas que andar como pollo sin cabeza, y me volví a casa con la frustración de no dar con algo tan evidente que no andaría muy lejos. Pero a veces el destino te elige a ti, en lugar de tú al destino, y una mañana casi veraniega fuimos en busca del Alcornoque de Casiruelas (catalogado como árbol singular por la CAM), y tras hallarlo y permanecer un buen tiempo en tan agradable y solitario paraje, volvimos al aparcamiento y ya comer en alguno de los bares. Buscando trochas que descienden a la carreterilla asfaltada, vemos la salida del pinar y el gran aparcamiento de coches, cuando miro de frente y veo aquello que andaba buscando desde hacia ya tiempo, las dos piedras del Canto Cochino, el verdadero, allí mismo, a escasos metros de la carretera y al otro lado de los bares.

Por fin había resuelto la duda, este canto si se asemejaba totalmente a los dibujos de Casiano de Prado, y mirando hacia el otro canto (el falso) me preguntaba como no se me ocurrió en su día cruzar la carretera, quizás fue porque me tomé muy al pie de la letra la distancia a la que lo situaban del que todo el mundo cree que es. Tampoco tuve en cuenta en la búsqueda que cuando Casiano anduvo por esos lugares no existían ni bares ni carretera.

BIBLIOGRAFÍA

"Descripción Física y Geológica de la Provincia de Madrid", Casiano de Prado (1864)

© Texto y fotografía de Rafael Rodríguez

© Dibujo cedido por Domingo Pliego


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