Cuando el papi y yo fuimos el año pasado a Viena nunca nos hubiésemos imaginado que pudiera ser un destino con un tan amplio abanico de posibilidades para ir también de vacaciones con el Peque. Por eso tenemos pensado volver a visitar esta hermosa ciudad, pero esta vez con nuestro hijo, y quiero compartir la información con todos vosotros.
Viena es una de esas ciudades europeas que un día u otro se tienen que visitar, no sólo por su riqueza histórica sinó por su arquitectura, sus grandes calles peatonales y por supuesto, ¡la música! Viena es una ciudad que puedes desde pasar una tarde en una de las mejores óperas del mundo hasta pasártelo en grande en su parque de atracciones o degustar los miles de deliciosos pasteles que inundan los aparadores de sus calles principales.
Pero vamos al grano. Os dejo una pincelada de algunas de las cosas que podéis hacer en Viena con vuestros peques si vais unos tres o cuatro días:
LO INDISPENSABLE:
Ringstrasse. Es una gran avenida circular que rodea el centro de Viena donde se concentran las principales obras arquitectónicas como el Parlamento, Palacio Hofburg y Ópera, y los principales lugares turísticos de la ciudad. Podéis recorrerla a pie o con los tranvías. A lado y lado de la avenida iréis encontrando parques y zonas verdes donde poder descansar un rato, dejar que los más peques se desfoguen correteando o tomar algo. Es muy práctico tener el alojamiento cerca de esta avenida.
Aire libre. El centro de Viena tiene grandes parques con muchísimos bancos y zonas de césped donde poder descansar después de una mañana o de una tarde de caminatas. Allí los peques pueden revolotear a lo grande mientras los papis descansan plácidamente estirados sobre la hierba o en un banco. Además, rodeados de todos esos edificios y esculturas que no dejan indiferente a nadie.
Hay numerosos parques en el centro de la ciudad
Uno de los parques más famosos es el Stadtpark, muy cerca de la ópera y del centro de Viena, y con más de 65.000 metros cuadrados, donde encontraréis el monumento a Johann Strauss, rincones para reposar y chiringuitos para tomar algo.
Stadtpark
Palacio Hofburg. Durante 600 años fue el lugar de residencia de los Habsburgo. En Viena y sus alrededores puedes visitar varios palacios, pero como indispensable os cito únicamente el Palacio Hofburg. A través de la platería de la corte, del museo de Sissi y de los apartamentos reales podéis impregnaros de la historia de los Habsburgo y en especial de Sissi, uno de los iconos de la ciudad. Vale mucho la pena visitarlo y también coger la audio-guía. Los más peques no se agobiarán mucho en su visita ya que le podréis ir explicando todas las cosas que alberga y los apartamentos son como si visitaran una casa de muñecas a lo grande. Los demás palacios, incluso el Belvedere, tampoco los encontré con exagerado encanto, por eso, si vuestros hijos no son de ir a visitar este tipo de lugares, os los podéis evitar.
Entrada al Palacio Hofburg
Ópera. Doy por sentado que si vais con niños pequeños no iréis a una función de la ópera de siete horas. Pero podéis aprovechar cuando haya una función para meteros en el hall y echar un vistazo. Las óperas las retransmiten en directo en una pantalla gigante colocada en uno de los laterales del edificio, por lo que si os apetece podéis quedaros un rato tranquilamente viendo una ópera en el exterior y de gratis.
Ópera de Viena
La catedral y el Ayuntamiento: son unos edificios espectaculares. Vale la pena aunque sea sólo verlos por fuera.
Prater. Sin lugar a dudas, es el lugar más indispensable de visitar si se va con niños. Es el parque de atracciones más antiguo del mundo y alberga mogollón de atracciones. La entrada es gratuita, pues el parque son calles donde en vez de edificios hay atracciones. La gran mayoría de atracciones nunca las había visto, son muy diferentes a las de aquí. Ya te lo pasas en grande simplemente paseando por las calles del parque y ya ni te cuento si empiezas a subirte en las atracciones. Las hay de todo tipo y para todas las edades (montañas rusas, túnel del terror, tiovivo gigante, atracciones de agua, autochoques,…). En este parque es donde se encuentra una noria gigante que tiene ¡más de 115 años de antigüedad! es todo un símbolo de la ciudad y hasta puedes cenar en ella, ya que las cabinas son como habitaciones y la noria gira muy poco a poco. Un parque del todo peculiar y que no dejará indiferente ni a grandes ni a pequeños. Totalmente recomendable.
Si queréis comer o cenar en el parque os recomiendo hacerlo en un mega restaurante al aire libre que tiene el parque donde encontraréis miles de austriacos zampándose un peazo trozo de carne de más de un quilo que le llaman Schweizerhaus y a decenas de camareros sirviendo miles de libros de cervezas. No os podéis perder ver cómo trabajan los que llenan las jarras de cerveza, digno de ver. Las mesas y sillas están al aire libre. Genial para un día o noche de primavera-verano.
Ellos se zampaban uno cada uno…yo no pude ni con la mitad
Zoo: Dentro de los jardines del Palacio Schönbrunn se encuentra el zoo de Viena. La verdad, nosotros no lo visitamos por lo que no os puedo dejar mi opinión personal. Es el zoo más antiguo del mundo y según dicen uno de los mejores zoos de Europa (aunque eso lo dicen todos). Dentro de todas las contras que tienen los zoos para los animales, en este caso dicen que se trata de un zoo que intenta conseguir que los animales se encuentren lo mejor posible, con cercados amplios y características similares a la de los espacios naturales propios de cada especie. Si alguno de vosotros lo habéis visitado, ya me contaréis y así complemento la información.
Comer una Sacher: indispensable para los más golosos. Nosotros fuimos al Café Sacher a tomarla, pero os diré que son igual de buenas en cualquier otra pastelería de reputación del centro de la ciudad. Si también queréis ir al Café Sacher no temáis por vuestra indumentaria. Cuando entras por la puerta te dices: “¡¡madre mía!! ¡¡Y yo con estos pelos y estas chirucas!!” pero están más que acostumbrados que a la cafetería vayamos turistas de todas pintas.
Café Sacher
DE COMPRAS:
Todo el centro de la ciudad está lleno de tiendas dónde gastarse los ahorros. Des de marcas de mírame y no me toques hasta las típicas cadenas comerciales de todos sitios. Así que hay tiendas para todos los bolsillos.
COMER:
Para ser Viena os diré que hay restaurantes y menús para todos los bolsillos, así que no es una cosa que os tenga que preocupar mucho. Eso sí, no os podéis perder el Schweizerhaus (ese trozaco de carne de un quilo) y el Wiener schnitzel (el típico filete empanado enorme). Los niños seguro que estarán contentísimos con el Wiener schnitzel, pero cuidado…¡son enormes! así que lo mejor es que los más peques compartan. La empanada se suele acompañar con ensalada (siempre va bien para ayudar a bajar el atracón) o patatas. Y si vais por el centro de la ciudad os recomiendo el lugar típico de comer el wiener schnitze, el Figlmüller. Los hacen buenísimos. Está en una callejuela por detrás de la catedral.
Y ésta me la zampé enterita:
La Wiener schnitzel (¡la peazo empanada!)
SI OS SOBRA TIEMPO:
Si os sobra tiempo hay muchas más cosas para visitar en Viena aunque no de tanto atractivo como las anteriores o que probablemente no atraerán tanto a los más pequeños. Algunos de estos otros lugares son:
El Parlamento de Austria: el edificio es muy chulo, pero no nos dio tiempo de entrar al interior.
Parlamento de Austria
Palacio Schönbrunn: Está bien visitar sus jardines y la panorámica que hay de Viena des de la parte más alta de estos jardines. Si coméis en el bar-restaurante de los jardines os pegarán una buena clavada. Y no vale la pena coger el trenecito que recorre el parque pues no hay tanta distancia de un lugar a otro y la ruta del trenecito turístico es muy cutre (te lleva a través de la parte más exterior del parque, imaginaos que hasta pasa por el patio de un restaurante con todos los trastos puestos de cualquier manera). No recomendable a menos que tengáis algún problema de movilidad que os impida poder llegar andando hasta la parte más alta de los jardines.
Palacio Schonbrunn con unas vistas espectaculares de Viena
Palacio Belvedere: está bien, pero no mata. Id tan sólo si os queda tiempo libre durante el viaje y no sabéis qué más hacer.
Belvedere
Biblioteca Nacional: nada recomendable para ir con niños. Se trata de una única sala que alberga miles de libros de todas las épocas. A mí me hizo gracia visitarla porque nunca antes había estado en una biblioteca así, pero los niños seguro que se aburrirán.
Biblioteca Nacional Austriaca
Museos: a destacar el Museo de Historia del arte, encabido en un edificio precioso y con una gran recopilación de cosas de todos los tiempos, desde momias hasta lo más actual. Merece mucho la pena, pero puede ser muy agotador para los más pequeños. A parte de este museo hay muchísimos más. Así que tenéis para elegir.
Museo Historia del Arte
Lugares como la Casa de Mozart y el tesoro real son lugares que también os podéis evitar si no es que sois unos forofos de alguno de estos temas. La casa de Mozart es muy simple y casi vacía por dentro (un engañabobos) y el tesoro real muy cutre, sobretodo comparado con otros que hayas podido ver como el de la Torre de Londres.
MÚSICA:
Sin lugar a dudas Viena es la ciudad de la música. Si queréis degustar música encontraréis por toda la zona turística empresas que os ofrecen conciertos en diferentes puntos de la ciudad.
COMO MOVERSE:
A pie: es la mejor manera para moverse por el centro de Viena y visitar sus principales atractivos. Las distancias no son excesivas y pasito a pasito se puede hacer todo y así disfrutar también de sus largas y anchas calles peatonales, por donde podréis pasear tranquilamente sin temer que algún coche atropelle a los niños.
Grandes calles peatonales en el centro de Viena
Metro y tranvía: hay muchas estaciones repartidas por la ciudad, así que es una muy buena manera de moverse, sobre todo si queréis ir al Palacio Schörbunn, Prater u otros lugares de las afueras. Una muy buena opción para cuando los niños ya están cansados.
Tranvía
Carruaje: En la entrada del Palacio Hofburg hay carruajes para alquilar y poder así dar una vuelta a caballo por la ciudad.
Carruaje
SI PODÉIS:
Visitad Viena durante el Musikfilm-Festival en el Rathausplatz. En la plaza del Ayuntamiento instalan chiringuitos al aire libre donde puedes tomar típica comida vienesa, acompañada de una buena cerveza, al mismo tiempo que hacen conciertos o los retransmiten en unas pantallas gigantes. Tuvimos mala suerte y justo cuando regresábamos empezaba el festival. Espero engancharlo la próxima vez…
Musikfestival, cultura y gastronomía unidas en un lugar de encanto
Y para acabar…esta curiosidad:
¿Sabéis qué es?
En Viena los diarios los venden así. Los cuelgan en unas bolsas de plástico, la gente los coge y deja el dinero en la cajetilla. Aquí sería impensable, ¿no creéis?