Revista Educación

Viendo Canarias desde lejos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Viendo Canarias desde lejos

Planteemos un ejercicio creativo. Imaginemos que alguien mira a Canarias desde lejos. Una vez sus ojos se acostumbran a la cegadora belleza de sus espacios protegidos, sus playas y sus endemismos, y a la imponente majestuosidad del Teide sobre el Atlántico, descubre que el Producto Interior Bruto per cápita de las ocho islas se estanca por momentos, y que es muy inferior a la media española. Casi 5.000 euros menos por persona. De hecho, el observador advierte que un 35 por ciento de la población vive en riesgo de pobreza, incluso severa, el tercer peor dato de España, y que se registra una tasa de paro que ronda el 15 por ciento de la población activa. Analizando cada uno de los sectores, se percata de que ocho de cada diez trabajos dependen en mayor o menor medida de los servicios y del turismo. El renglón agrario apenas aporta un tres por ciento del empleo, junto a un exiguo cuatro por ciento de la industria.

Presa de la curiosidad, el ojeador va un poco más allá y encuentra que las empresas que generan esos empleos en realidad no tienen asalariados, o a lo sumo tienen uno o dos. Termina calificando el nivel competitivo como BAJO. Así, en mayúsculas. Puede que se deba a la COVID-19, opina, que ha castigado a la economía de esa parte del país como a ninguna otra... Pero claro, los balances que estudia demuestran que la economía canaria ya era poco competitiva en 2016, cuando la palabra pandemia sonaba a película de ciencia ficción. En consecuencia, la capacidad emprendedora no hace otra cosa que alejarse respecto al conjunto de España, respecto a toda Europa. Hasta los propios canarios, según aprecia ese ser, perciben pocas oportunidades para emprender. Inquisitivo, les pregunta y contestan: "Vemos que tenemos pocos conocimientos y habilidades para ello, nos da miedo el fracaso y no nos vemos creando una empresa".

Esa persona acaba dándose cuenta de que Canarias es de las tres comunidades autónomas con más baja penetración de lo que se llama "Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación". Realmente, o eso concluye ese ser indefinido, quienes se dedican a esa área están en el sector público y no se evidencia una transferencia de resultados a un tejido productivo que, recordemos, se autodefine como poco emprendedor y desmotivado. "Modesto", llega a decir después de ver que la inversión efectiva en I+D+i es de las peores de Europa, ni un 0,5 por ciento de su Producto Interior Bruto. Tampoco es que las microempresas hayan avanzado demasiado en ese tiempo, parece ser. El nivel educativo lo despacha con un adjetivo: "Reducido".

El susodicho también evalúa el consumo y producción de energía. Le llama la atención que, en un lugar con tanto sol y viento, el autoabastecimiento de renovables suponga "un escaso 4 por ciento". Añade que el 96 por ciento restante hay que comprarlo fuera, especialmente una destacable cantidad de combustibles fósiles. Remarca el sujeto que la dependencia energética del exterior es mucho mayor que en el resto del país, lo que lleva a un alto índice de emisiones, con la consiguiente afección al calentamiento global y al cambio climático. Esas islas, añade, están inmersas en un serio proceso de desertificación. Los suelos son pobres, los recursos hídricos son deficitarios, igual que la depuración y desalación de las aguas. La población crece, la flotante también, pero el territorio es el que es, así que se deja notar cierto problema de movilidad en el que incide la exagerada cifra de vehículos que atascan sus carreteras.

El observador no tan lejano es la Unión Europea y sus conclusiones no son un ejercicio creativo: Tan doloroso panorama es descrito en el Programa Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y el Fondo Social Europeo hasta 2027, aprobado hace ya un año. Claro que nuestras dificultades derivan de las peculiares condiciones que nos hacen ser Región Ultraperiférica, pero lo mismo en algo estamos fallando y podemos aspirar a más. 2.786 millones de euros con cargo a ambos fondos pueden contribuir a operar el necesario cambio. Merece la pena intentarlo.


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