

LXVI Temporada, segunda representación del tercer título, con buena entrada pese a ser día laborable, en una puesta en escena de Curro Carreres que no molestó aunque hubiese momentos incomprensibles, pero con elegante vestuario, iluminación y movimiento apropiado.

En el apartado vocal citarlos en el orden personal que puse para el reparto por méritos y calidad, haciendo hincapié en la dureza y dificultad de esta ópera de la que comparto la opinión del gran Muti.
El Don Pasquale de Chausson toda una recreación del personaje, escénicamente siempre en su sitio, cómico con los tintes drámticos en su punto y un timbre potente, redondo, cautivador, convincente en todos los registros. Impecable este maño al que los años están dando como ya apunté en otra entrada, poso y peso.

La Norina de Beatriz Díaz de "BraBoo®" que diría un amigo mío, todo un hallazgo en este su debut para este personaje que le va como anillo al dedo en todos los sentidos: la doble personalidad cual Jekyll-Hyde, Sofronia-Norina, embaucadora y enamorada, mandona y delicada, capaz de darle el colorido adecuado y la escenificación apropiada desde una línea de canto asentada en su seguridad, potencia e intimismo, crescendi con fiatos en su punto, derrochando musicalidad y teatralidad, bien regulada tanto en los dúos como en los concertantes con el volumen perfecto para cada intervención y ese color que siempre enamora, a vejestorios y jóvenes.

El Ernesto de Sola en la línea de los tenores actuales, voz ideal para su personaje que fue de menos a más, quedando poco presente en los dúos, algo pequeño pero bien cantado, y reconociéndole el esfuerzo de incorporarse a última hora.

La vía de agua de este crucero estuvo en Malatesta Taddia, como si el apellido le hubiese tirado por la borda en vez del pobre Ernesto al final de la obra, registro grave inexistente, más bien hablado, medio escaso en volumen y "apretado" en el agudo, siendo el único que desequilibró un elenco muy aseado para esta maravilla de Donizetti.

El Maestro Conti fue el perfecto complemento al frente de su Oviedo Filarmonía, que volvió a ser muy solvente en el foso (y muy bien el trompeta solista en la escena con Ernesto del segundo acto), bien llevada por una batuta siempre atenta a las voces, con los planos adecuados para que todo brillase sin destellos, orquesta bien compactada y con sonoridades muy adecuadas para una partitura engañosa en todos los aspectos. Esta titularidad aún nos dará muchas alegrías dentro y fuera del Campoamor.

Destacable el Coro que dirige Patxi Azpiri, en su línea de calidad y seguridad vocal unida a una experiencia en escena que lo sitúa siempre en cabeza, completando la "obra en música" que supone toda ópera, así como el breve papel de Bruno Prieto (notario), una de los excelentes solistas que la formación vocal atesora desde hace años.

No quiero olvidar al actor Carlos Enrique Casero como mayordomo de Don Pasquale, que sin palabras completó y complementó siempre al protagonista, con un guiño al camarero de "El Guateque" para una escenificación muy cinematográfica como desde un principio supimos, aunque Díaz no me recuerde a la Hepburn, ni Grant o Stewart tampoco a Sola y Taddia.

Quedan dos funciones más y la del reparto joven, la primera ha dejado buenas críticas entre todos, esta segunda aquí dejo mis impresiones recién llegado a casa (a pesar de las horas), pero bienvenido a Oviedo Don Pasquale después de tantos años (la última allá en 1990 con doble función), ópera difícil de encontrar repartos equilibrados y con calidad para disfrute total, de cabo a rabo y viento en popa con velocidad de crucero y escala en la capital, que esta vez llegó a buen puerto.

