Llegamos a una situación límite, al borde mismo de perder definitivamente todo aquello que habíamos logrado alcanzar con el esfuerzo de muchos años y con el trabajo de mucha gente buena. Nadie niega que lo que nos falta por recorrer es arduo y que será un camino sembrado de espinas, pero, si queremos salir del hueco en el que nos encontramos, lo prioritario debería ser dejar de cavar para no ahondarlo aún más.
¿Para que nos sirve tanta riqueza en nuestro suelo si hay tanta pobreza en nuestras cabezas? , debe ser prioridad para nosotros, los que aún queremos a nuestra tierra, desterrar para siempre la ignorancia de nuestro pueblo, ¿De qué nos sirve tener Patria si ni siquiera hay agua y luz en nuestros hogares?, como se acostumbra decir en el argot popular “este gobierno es pura muela” y ya, ante el desabastecimiento incontrolable, los únicos que engordan son sus integrantes, para los que nuestros problemas se resuelven con un simple “apunten, duro y a la cabeza”.
Soplan vientos de cambio, en el país existen condiciones para la emergencia de una nueva mayoría, que no está conforme con el presente, pero que también rechaza el pasado. Es imperativo frenar los desmanes autoritarios de los aprendices de brujo, histriones tropicales, que nos han conducido hasta esto; más allá de los nombres y del método de elección, lo fundamental es aplicar una estrategia basada en un proyecto de país con un profundo contenido social, que rompa con el divorcio existente entre el ideal de justicia y el ideal de libertad.
Arturo Neimanis