Revista Cultura y Ocio

Vientos de invierno: Capítulo 7

Publicado el 24 febrero 2015 por Isabel Isabelquintin

Vientos de invierno: Capítulo 7
Luego de nuestro primer beso en el puente y de otros más de camino a casa; mi vida cambió del cielo a la tierra. No digo que los factores externos, sino que algo cambió en mí, en mi interior se removieron fibras y emociones, sentimientos y pasiones que desconocía hasta entonces. Ian despertó en mí el amor, pero un amor sincero, una necesidad de él que no experimenté en ninguna de mis relaciones anteriores.Ese veinte de enero fue memorable. Desperté a las nueve de la mañana gracias a la llamada a la puerta de un mensajero que me llevaba un gran ramo de tulipanes amarillos. Obra del doctor Stevens, por supuesto.

«Eres mi más bella coincidencia. Feliz cumpleaños compartidoxx Ian»

Pasé a la ducha enseguida, me vestí con un vestido tan amarillo como los tulipanes y botas color tierra, un abrigo blanco y el cabello recogido en una coleta. Salí pronto, vería a mamá en casa de James y luego iría a la agencia. Pero la tarde la dedicaría a organizarle a Ian una sorpresa que me rondaba la cabeza.Las horas pasaron a toda prisa y en menos de nada fueron las 3:30. Dejé a Corine encargada de los pendientes y me dirigí al supermercado, compré los ingredientes necesarios para un gran pastel de chocolate y me fui a casa. No perdí un solo momento; mezclé harina, huevos, azúcar y mezcla especial de chocolate. Puse el horno a precalentar y enmoldé la masa en dos recipientes rectangulares que fueron al horno. Preparé la crema pastelera y mientras se cocía mi pastel, llamé a Sally la enfermera de urgencias y mi cómplice, quien me dio el horario de Ian en la mañana cambiando mis planes ya que tendría turno toda la noche.Cuando estuvo todo listo, empaqué en cajas y busqué un taxi, me encaminé al hospital.Llegué a hurtadillas, Sally me vio y enseguida me llevó hasta un cuarto dónde dos enfermeras y un interno de prácticas inflaban globos. Me puse manos a la obra. Una hora después teníamos un área decorada y preparada para festejar el cumpleaños de Ian. Mi madre, Vivienne y James también llegaron; solo hacía falta llamar por una “emergencia” al cirujano cardiovascular.Sally se encargó de darle el aviso de código azul, él llegó como una exhalación y todos gritamos:

¡SORPRESA!

Su rostro cambió y se sonrió al vernos reunidos, unas veinte personas entre personal médico y pacientes felicitándole. Cuando terminó la ronda de besos, abrazos y buenos deseos; se acercó a mí y me besó con suavidad:

-   Gracias – susurró – Eres una fuente inagotable de sorpresas.

Y nos separaron de ese abrazo para ponernos en frente y cantarnos la canción de cumpleaños. Soplamos las velas viéndonos a los ojos y compartiendo la complicidad de un deseo que ya habíamos pedido.Supe  porque me lo hicieron saber, que el pastel estaba delicioso, yo no tuve tiempo de probarlo ya que me dediqué a cortar y servir pero si brindamos con una bebida burbujeante sin alcohol. Enseguida todos regresaron a sus lugares de trabajo y nos dejaron solos a Ian y a mí en la sala. Sin que me diera cuenta cargó sus dedos de crema y los llevó a mis labios untándolos para luego quitar la crema con sus besos… terminamos untaos de crema de chocolate hasta las cejas.

-   Tus detalles están haciendo que me enamore – fue lo que dije para agradecer los tulipanes.

-   Muy tarde para decirlo, ya nos enamoramos.

Sonreí con un sonido ridículo que nos llevó a las risas y luego vinieron más abrazos y besos. No me podía creer el sueño que vivía, estaba comprobando eso que dicen que la vida te recompensa lo malo que da. A mí  me estaba dando demás, estaba segura.Regresé a casa con mi madre, ella me exigía todos los detalles de nuestro primer beso y yo no pude más que complacerla, revelando solo lo que podía revelar, ¡lógico!Me fui a la cama pero antes le escribí a Ian:

< Feliz cumpleaños compartido, quería ser la primera y última en decirlo>

Unos segundos después respondió:

<Quería escribirte lo mismo, esa serendipia nuestra solo puede significar que debemos andar el mismo camino, porque nos alumbra la misma estrella. PD Te veo mañana a las siete XX Ian>¿La misma estrella?Si, tal parece que mi hada madrina al fin leyó mis cartas y ha apuntado mi código postal en su varita, y que tal vez también que quiere reivindicarse conmigo cumpliendo mi deseo de la infancia. Y no quería sonar apresurada, pero para mi corazón, Ian es y será el principio y el fin. Sé con certeza que fui Diane antes de él, porque después de él pasaríamos a ser Diane & IanCerré los ojos dejándome llevar por los sueños y anhelos y pensando en sus hermosos ojos siempre brillantes y sinceros, dulces y limpios como la miel y esa sonrisa… uff. Su sonrisa era lo más precioso en él, su voz como un susurro que me envolvía haciéndome volar y esas ocurrencias… si, en definitiva todo me gustaba de Ian, o me gusta porque lo llevo tatuado en el alma y la piel. Pero entonces en ese momento, sentí miedo, del final, del olvido, de que no llegara a funcionar y yo me quedara viendo un chispero. Yo que planeaba bodas haciendo que cada una de ellas fuese la expresión misma del amor y ahora estaba aterrada, tenía miedo de arriesgarme a vivir mi propia historia. Porque eso también lo veía, entregarse por completo y un día acabar sin nada.Abrí los ojos llena de dudas y temores. Recordé los cuentos infantiles e intenté creer que tendríamos un “felices para siempre” solo que los cuentos no son como la vida real, el final no especifica los detalles de lo vino después del sí.¿Por qué siempre la historia termina en la boda?¿Es muy malo el matrimonio que por eso no hay cuentos sobre ello?Me acechaba algo que no sé cómo describir pero que parecía un vacío en el estómago, debía calmarme o todo se echaría a perder. Además. Ian no parecía ese tipo de hombre rompe corazones, pero, el maldito pero era que yo no lo conocía de nada y nadie ni siquiera James podría darme una referencia de él en cuanto al amor, no podría ni el mismo Ian asegurarme que todo saldría bien. Aunque era médico del corazón y eso era un buen presagio..Debía conocerlo mejor. ¿Qué estaba haciendo? – pregunté mil veces

« ¿Qué hago?»
Un par de sonrisas y besos y yo estaba volando sobre la alfombra de Aladino, pero si no lo conocía lo suficiente…Resuelta a pedirle que fuéramos más despacio tomé el teléfono para escribirle, pero él se me adelantó:< ¿Es demasiado pronto para decir: Te Quiero?>Las dudas se disiparon.Respondí:< No lo es. Te quiero>
Pude dormir tranquila.
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Y nuestra protagonista es.....
Vientos de invierno: Capítulo 7

Nina Dobrev
Vientos de invierno: Capítulo 7

Gracias por votar!!
Espero que disfrutaran de este nuevo capítulo. quedo ansiosa por leer sus comentarios.
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¡Gracias por leer!
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