Revista Cultura y Ocio

“Vientos de traición”, de Christine Mangan

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«Tánger. años cincuenta. Una sospecha.
Una poderosa amistad»

Antes de nada quiero agradecer al departamento de prensa del Área Ficción Internacional de la editorial Planeta por haberme ofrecido la posibilidad de disfrutar, junto con otros blogueros, una reunión vía Skype con la autora. Una charla muy interesante y enriquecedora.

No puedo reprimirme de comenzar esta reseña con las palabras de la gran escritora norteamericana y eterna candidata al premio Nobel Joyce Carol Oates, quien después de leer la novela de Christine Mangan manifestó que es “Como si Donna Tartt, Gillian Flynn y Patricia Highsmith hubieran colaborado en un guión cinematográfico para ser filmado por Hitchcock, lleno de suspense y perfecta ambientación”.
Y en cuanto al tema de la película no va muy descaminada, pues la productora de George Clooney ha adquirido los derechos para adaptar Vientos de traición a la gran pantalla, encarnando Scarlett Johansson a la protagonista.

“Vientos de traición”, de Christine Mangan

Cubierta de: ‘Vientos de traición’

Y esto ocurre porque Vientos de traición es un preciso mecanismo de suspense construido con un cuidado exquisito para que cada pieza encaje exactamente en su lugar. Contamos con dos narradoras que se alternan y nos sumergen en dos planos temporales distintos: el presente, en Tánger, en 1956, y el pasado, en Vermont, unos años antes.
A unos personajes inolvidables suma uno de los escenarios más fascinantes del siglo XX: Tánger, ciudad abierta; un enclave en el que conviven artistas, intelectuales, escritores, bohemios y miembros de la incipiente jet set procedentes de todo el mundo y dispuestos a experimentar sin límites con las drogas y el sexo.
Y no, no se fíen de las apariencias, aquellos dos escenarios —y todo cuanto sucede en ellos— no están tan alejados el uno del otro. La vida, como descubren las dos amigas, no está formada por cajas estancas. Todo acaba relacionándose y es muy difícil escapar a las consecuencias de nuestros excesos y de nuestros errores.

Vientos de traición comienza con tres hombres que arrastran un cadáver para sacarlo del mar, picoteado por las urracas y al que le faltan los ojos. ¿De quién es este cuerpo y cómo terminó en el agua? En capítulos alternados, dos narradoras femeninas proporcionan la respuesta larga, espeluznante y psicológicamente compleja. En ninguna de las dos mujeres se puede confiar.
Alice Shipley y Lucy Mason eran compañeras de universidad y amigas inseparables pese a sus orígenes familiares, totalmente opuestos. Sus días en el college pasaron entre risas, aventuras y libros compartidos hasta que un suceso inesperado las alejó de una forma definitiva y dolorosa.
Al poco tiempo de abandonar la universidad, Alice se casa y, en un arrebato de amor, se traslada a vivir a la tormentosa ciudad de Tánger, en 1956. Marruecos se acerca a su fin colonial y bulle repleto de conspiraciones. La ciudad blanca no es lo que Alice esperaba: con John McAllister, su marido, siempre ausente, ni el exotismo de sus calles ni la fragancia de sus jardines logran despertar su interés.
Un buen día Lucy reaparece en su vida. Sin aviso previo, llama a su puerta. Su aparición supone un maravilloso soplo de aire fresco. Juntas descubren un Tánger muy diferente, una ciudad más misteriosa y mucho más peligrosa.
Cuando el pasado vuelva a acecharlas y la sombra de un asesinato se cierna sobre sus vidas, Alice y Lucy se darán cuenta de que sus días felices en Tánger se han acabado para siempre.

Vientos de traición es un preciso mecanismo de suspense construido con un cuidado exquisito para que cada pieza encaje exactamente en su lugar. Contamos con dos narradoras que se alternan y nos sumergen en dos planos temporales distintos: el presente, en Tánger, en 1956, y el pasado, en Vermont, unos años antes.
Y no, no se fíen de las apariencias, aquellos dos escenarios —y todo cuanto sucede en ellos— no están tan alejados el uno del otro. La vida, como descubren las dos amigas, no está formada por cajas estancas. Todo acaba relacionándose y es muy difícil escapar a las consecuencias de nuestros excesos y de nuestros errores.

Alice Shipley, la fuerza de la fragilidad.
Lucy Mason. El arte de vivir sin pedir permiso.

Alice Shipley y Lucy Mason son dos personajes memorables que el lector odiará y amará a partes iguales, según avance la novela. Alternan sus narraciones que se completan con una introducción y un epílogo muy reveladores, en tercera persona. Christine Mangan ha dotado a ambas mujeres de un gran volumen psicológico, combinando muy bien sus luces y sombras. Intuimos que, como dos buenas prestidigitadoras emocionales, Alice y Lucy nos distraen para que no nos percatemos de que nos están manipulando, llevando a su terreno. Cada una de ellas nos quiere seducir y convencer de su verdad.
Uno de los mayores atractivos de Vientos de traición nace justamente del contraste de esas dos personalidades. Lucy es fría y calculadora, también una superviviente nata a la que le cuesta muy poco mentir o inventarse realidades a medida. Por su parte, y pese a su aparente mayor fragilidad, en Alice anida una férrea determinación para encontrar su propio camino en la vida.
Vientos de traición es una historia adictiva construida a partir de atmósferas, de sensaciones, del suspense que nace de saber —o de intuir— que tras las palabras de las narradoras se oculta un terrible secreto que acabará por explotar. Efecto que se multiplica cuando nos sumergimos en las obsesiones y en los miedos de las protagonistas.

Mangan reconoce abiertamente la influencia de Bowles en Vientos de traiciónLucy entabla una amistad con un sombrío artista marroquí llamado Joseph, que le dice: “No estás familiarizado con Bowles, ya veo. Debes leerlo, si quieres entender este lugar “ [Pág. 98]. Joseph afirma conocer al novelista, que vivió en Tánger y escribió sobre los occidentales que pierden sus brújulas morales, y algunas veces ellos mismos, en el norte de África. La “Tangerine” del título en inglés se refiere a un nativo de la ciudad marroquí, y parece inevitable que uno o los dos narradores se pierdan allí. Y en algún momento, ese cadáver terminará en el agua.

«Vientos de traición, afilada como un puñal, rebosante de exotismo y encanto, un debut tan herméticamente cerrado, tan repleto de imágenes exóticas y encanto, tan lleno de detalles precisos y artesanía extraordinaria, que te dejará absolutamente sin aliento.»

Lee y disfruta de las primeras páginas del libro.

“Vientos de traición”, de Christine Mangan

Christine mangan

La autora:
Christine Mangan ha sido nómada durante gran parte de su vida. Originaria del área metropolitana de Detroit, pasó parte de su educación en Long Island y en Carolina del Norte antes de ir a Bennington College durante un año. Volvió al medio oeste para asistir a Columbia College Chicago para su licenciatura, graduada en escritura creativa por la prestigiosa University of Southern Maine antes de ir a University College Dublin para obtener su doctorado en Filología. Su tesis doctoral giraba en torno a la literatura gótica del siglo XVIII. Llegar a Marruecos siempre estuvo en el fondo de su mente y antes de cumplir los 30 años, logró llegar a Marrakech y de allí a Tánger. Después de terminar su carrera en Irlanda, viajó por Europa durante varios meses antes de regresar a Tánger. Fue a partir de ese viaje, en 2015, cuando nació la idea de un libro.

El libro:
Vientos de traición (título original: Tangerine, 2017) ha sido publicado por Editorial Planeta en su Colección Planeta Internacional. Traducido del inglés por Pilar de la Peña Minguell, 2018. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 355 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del libro.

Como complemento pongo un vídeo grabado durante la conexión a través de Skype con Christine Mangan.

“Vientos de traición”, de Christine Mangan

Christine Mangan junto a un ejemplar de ‘Tangerine’

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