Viernes dando la nota #135: Horizontes

Bring Me The Horizon - Throne / True Friends

La semana pasado os hablé de ciertas necesidades existenciales que me asaltan de vez en cuando. A todos nos pasa. La cabeza sigue en otra parte. En realidad en cien sitios distintos. Y así no hay manera (gracias, Daniel). Aún me dura la resaca. Una resaca de abrazos, sonrisas y risas, charlas, palmadas, besos, alegrías compartidas... La exaltación de la amistad sin recurrir a químicos o destilados. Aún me dura. Y, claro, la cabeza sigue sin enterarse de que ya estamos a jueves. Y parte de esa consciencia se pierde. Se extravía pensando recordado trenes donde echar siestas, almohadas nuevas cada noche, paseos al paso de los peques, helados, tener el móvil apagado durante unas horas... Me repito, es lo que tienen los anhelos. Que hasta que los cumples o hasta que te rindes, se te cuelgan de los bolsillos. Para resumir, el cuerpo me pide, cada día, ratos despreocupados junto a la Maestra-Jedi. Por encima de cualquier otro lujo. Y pensando en momentos así llevo un tiempo recordando, a fogonazos, el último viaje a Escocia que hicimos el verano pasado. En la radio del coche alquilado con el volante a la derecha sonaba de vez en cuando esta banda. Una a la que nunca había prestado atención. Pero ahora no puedo evitar que me recuerde siempre a las millas y millas que recorrimos por las Highlands, Argyll y Tayside. Cada vez que por casualidad escucho a Bring Me The Horizon, me vienen a la memoria las vacaciones conduciendo por el carril izquierdo.

Una banda que empezó con sonidos metalcore, y que aunque mantiene de vez en cuando explosiones la voz más bestia de su vocalista, Oli Sykes, se ha acercado más al nü metal de los Linkin Park, por ejemplo. Incluso algunos temas me recuerdan a sonidos y mezclas de mis idolatrados Faith No More -esos coros del Happy Song sonando a casi como en el Be Agressive de la banda de Mike Patton...-. Obviamente no son lo mismo, pero tengo que escucharlos más.

Recuerdos y sonidos asociados. Y despertando necesidades. Ya no son solo necesidades personales, o un anhelo. Creo que es ya un estado constante, y no solo mío. A la Maestra-Jedi también le vendría bien un parón, una vuelta de colchón. Escapadas, huidas de un ratito, pensando desde el minuto 1 en volver. Campo, arena, hojas secas y viento. O asfalto, cafeterías de carretera y miradores panorámicos. Hoteles, carta de vinos, charlas entre amigos blogueros, y servicio de habitaciones. Billetes de avión, volantes a la derecha, o botas de montaña. Y nuevas canciones para nuevos recuerdos. Fotografiar otros horizontes. La semana que viene, más. Sed libres.

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