Esta semana toca cambiar, dar un volantazo. Y es que hay ratos, días, que uno parece no acabar de levantarse del todo. Será la falta de concentración, el calor, el seguir restándole horas a la cama por aquello del termómetro cabrón y los horarios descontrolados, desconciliando lo poco que se concilia hoy en día. El cambio de ritmo forzado, manteniendo a medias y a partes desiguales las rutinas de la vida moderna y la anarquía de la slowlife. Seguir el contrato con ganas de saltarme las normas, de no avergonzarme, de tenerte cerca si se hace de noche. De no tener tope, de que suba, que suba.
Las necesidades no son constantes. A veces me viene bien aparcar el rock, aunque sea por un cuartito de hora. Y Pastora tiene ese algo. El ritmo, la voz, o lo que sea. El cuartito de hora puede ser medio disco o disco y medio, el caso es que me ayuda a concentrarme, y a centrarme. Podrían haber formado parte de mis 'Summer Edition' de hace dos veramos, los de mis placeres culpables. Aunque pase por sus canciones sin enterarme siquiera, sin escucharlas. Cada cosa en su momento.
Será que me ayudan a no cavilar mucho. Sólo pensar, pensar, pensar. O buscar el otro lado. Me sacan del rock por ese rato que me hace falta. No sé ni cuántos discos tienen, cuatro o cinco, o si tienen otro rollo, ni me paro a descubrirlo. Pero hay veces, no demasiadas, que tengo que contarme ese chiste que nunca cuento, pa reirme yo por dentro.
Todo esto es muy raro, ¿verdad? La semana que viene, más. Sed libres.
¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!
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