Viernes de mitología

La entrada de hoy quiero dedicarla a una persona sumamente especial, a quien respeto profundamente y a quien sé que le gusta mucho la mitología: para ti, “Pepe Luis”-como lo prometido es deuda y yo jamás olvido las promesas que hago, aquí te dejo esta historia- por ser uno de esos compañeros de tertulia a los que disfruto leyendo, por los momentos maravillosos que he pasado con tus historias de mili, por haberte preocupado por mi ausencia y porque eres un ser maravilloso. Espero que la disfrutes.
Y para todos ustedes que me leen y a quienes leo, estimo y valoro muchisimo, Un abrazo muy fuerte y aquí les vá...
La historia que voy a contarles este viernes mitológico, es la de Pigmalión. Muchos de ustedes sabrán que el nombre de este personaje define un efecto psicológico que responde precisamente a ese nombre: “Efecto Pigmalión” y que consiste, principalmente, en el ideal que tiene una persona en conseguir la perfección de las cosas. Hecha esta aclaración necesaria, me quito mi sombrero de juglar y haciendo la acostumbrada reverencia les entrego mi historia de hoy.

PIGMALIÓN

Pigmalión, siempre destacó por ser bondadoso y sabio a la hora de gobernar, pero también porque además de ser un sacerdote consagrado, fue un maravilloso escultor.
Durante mucho tiempo, Pigamalión buscó entre miles de mujeres, a una que tuviese la belleza perfecta. Así pasó media vida repasando y objetando damas, hasta que decidió que no se casaría y que quemaría sus años, creando estatuas de mujeres en donde la perfección irreal estuviese presente. Fue entonces cuando creó la estatua de una mujer perfecta y hermosa a la que bautizó como “Galatea”, y de quien terminó perdidamente enamorado.
Ovidio dice así sobre el mito en el libro X de Las metamorfosis: «Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, l

e pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez, y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos.»
Cuando despertó en lugar de la estatua se hallaba Afrodita que conmovida por el fervor del rey, le dijo "Mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal". De esa forma Galatea se transformó en una mujer real.
Para culminar, les deseo un fin de semana maravilloso y que todos encuentren a su Galatea. Los que ya la tienen: ¡Enhorabuena! ... y los que no, sólo recordarles que la perfección está en la mente y que aquella persona que nos ama incondicionalmente, que se desvive por nosotros y que nos hace sentir divinos, es sin lugar a dudas, lo más perfecto que nos puede aparecer en la vida...así que no nos llenemos la cabeza con imágenes perfectas, llenémonos más bien el alma de vivencias perfectas.
Besitos para todos.