Definitivamente, una vez más se han pasado de la raya. Israelíes y palestinos no han sido capaces de mantener a raya a sus compatriotas más extremistas, y otra vez se ha vuelto a liar.
Cebras, tigres, okapis, lobos marsupiales o abejas lucen orgullosamente sus pieles listadas, pero lo cierto es que las rayas gozan de mala reputación. En especial si se trata de franjas horizontales, ya que éstas sirven como indicación de que nos encontramos ante un recluso.
Parece que en su día las autoridades escogieron esta vestimenta tan distintiva para que se les pudiese identificar fácilmente en caso de fuga. Aunque también existe la teoría de que en realidad se trata de una reminiscencia de tiempos pasados, en los que las personas de determinados colectivos (prostitutas, verdugos, leprosos, herejes, traidores, mujeres adúlteras y ladrones) utilizaban este tipo de rayas en sus prendas.
¿Por qué vestían de aquella manera? Pues no se trataba precisamente de una coincidencia de los gustos de estas gentes, sino más bien de una imposición de las autoridades, que obligaban a identificar a las gentes de mal vivir.
Todo se remonta a la Edad Media, tiempos oscuros en los que a los gobernantes (nobleza y clero), aunque os parezca mentira, no les importaban nada sus súbditos, sino que su única preocupación era acumular más poder y riqueza. Publicaban leyes e impartían justicia a su conveniencia, y tenían exprimidos a sus súbditos con numerosos impuestos y exacciones, de los cuales ellos estaban exentos, y cuyo importe iba directamente a sus bolsillos.
En aquellos increíbles tiempos, los monjes de la orden de los carmelitas vestían una túnica de rayas blancas y negras. Se trataba de una congregación de mendicantes, que predicaba la austeridad y una forma de vida más acorde con las enseñanzas del Evangelio, lo cual chocaba con el comportamiento del Papa, del rey San Luis de Francia, y del resto de mandatarios civiles y eclesiásticos.
La presencia a su alrededor de esas túnicas blanquinegras les recordaba, a modo de cobradores del frac, que su conducta distaba mucho de la que predicaban y de la que debían observar por motivo de su autoridad y cargo, por lo que finalmente, en 1287, decidieron prohibirles utilizar dicha vestimenta tan llamativa. Además, en 1295 acordaron obligar a ciertas personas de dudosa categoría a utilizar la ropa rayada, con el fin de advertir a los demás de su presencia para que pudiesen apartarse de ellos a tiempo.
Por tanto, la vestimenta a rayas estuvo proscrita durante siglos, hasta que a finales del siglo XIX y principios del XX las listas perdieron definitivamente su carácter marginal, y se pusieron de moda los elegantes trajes de rayas, o la indumentaria playera con su raya náutica. Y así, comenzamos a encontramos a distintos personajes orgullosos de lucir rayas en su atuendo, como Lauren Bacall, Elvis Presley, Coco Chanel, Paul Newman, Picasso, Brigitte Bardot, Katherine Hepburn, James Dean o Audrey Hepburn.
Actualmente, los gobernantes israelíes han decidido prohibir las vestimentas con franjas blancas y negras, en un principio porque les recuerdan a los uniformes que usaban los presos judíos en los campos de concentración nazis (palabra que también han prohibido), aunque también pudiera ser porque dicha combinación cromática les recuerda el típico keffiyeh, que solía utilizar Yasser Arafat, con los colores blanco y negro, tan presentes en gran parte de las banderas árabes, entre ellas la palestina.
Esperemos que, finalmente, en el Oriente Medio dejen de pelearse por las rayas que delimitan los territorios que les separan, y comiencen a utilizar otro tipo de rayas: esos signos de puntuación que sirven para identificar las distintas intervenciones de los personajes en un texto dialogado.
Mientras tanto, os deseo que paséis un buen fin de semana, sin pasaros excesivamente de la raya. O sí, si a manos viene.
xxx Resumen de la página xxx