Revista Opinión

#ViernesLoooco: Talking Heads y los Televangelistas

Publicado el 31 mayo 2019 por Carlosgu82

(Mucho del contenido de esta columna viene de un video de Polyphonic en Youtube, acá el link https://www.youtube.com/watch?v=a_siGG35f7Y&t=313s)

Hoy la historia de #ViernesLooco (Solo dos «o», hoy no es taaaan loco) tiene que ver con una canción de la banda newyorquina Talking Heads, en particular con esta, Once in a Lifetime. (Si usted, lector, lectora, no ha tenido el placer de escucharla, hágalo. Lo espero




bien, sigamos)

Era 1980, los Talking Heads, para ese entonces ya una banda relativamente conocida en el mundillo de la música) estaban en el proceso de componer su cuarto álbum de estudio, «Remain in Light», para el cual habían cambiado la forma de componer las canciones: Hasta ese entonces David Byrne, el cantante de la banda, escribía los textos y componía parte de la música y las canciones solamente eran pulidas por el grupo (Es famosa la anécdota de cómo las frases en francés de Psycho Killer, su otro hit importante, se las añadieron a la canción Chris Frantz, baterista, y Tina Weymouth, bajista, cuando Byrne les dijo que quería poner cosas en francés en esa sección de la canción). En vez de eso, para el «Remain In Light», los cuatro miembros deciden hacer jams (improvisaciones) sobre una canción de sus anteriores álbumes, «I Zimbra» del disco «Fear of Music».

En medio de uno de estos jams, Frantz le grita algo a Tina Weymoth, y de lo que ella alcanza a escuchar saca un riff, una frase de bajo que terminará por ser la base de «Once In a Lifetime»

Sobre la linea de bajo empiezan entonces a añadir instrumentación, hasta que queda a un nivel decente para ya ser llevada al productor Brian Eno (Sip, el señor Brian Eno). Aquí viene el problema de la canción, y siendo un viernes bien grogui, bien loco, le pido lector que, solo en su casa, quede como un chalado conmigo por un segundo tratando de emular lo que viene.

Por la forma en la que está hecha la canción, cuando Brian Eno recibe la grabación, empieza a medir el tempo (lo que sería encontrar el pulso de la canción) desde un punto distinto del que lo hacía la banda. La banda empezaba a contar desde el primer golpe de batería ( «Yyyyy Uno, Dos, Tres, Cuatros, para que el ritmo coincidiera con el tambor más grave), mientras que Eno lo contaba desde la primera caja ( «Yyyyy [silencio] Uno, Dos, Tres, Cuatro, coincidiendo con el sonido del tambor más agudo, como una marcha)

Ese cruce de ritmos era, por supuesto, la gran atracción de la canción. Pero era también un complique para ponerle letra, un complique tan grande que Eno estuvo a punto de dejar a un lado la canción. Pero Byrne le insistía en que podía hacerle una letra, que la banda le había dicho que sonaba como una congregación escuchando a un televangelista.

Así que, apurado y atormentado por ese bajo pegadizo sin letra alguna, Byrne llega al punto loco de la historia: se traga horas y horas y horas de televangelistas, copiando frases que le gustan, que le llaman la atención. PEro al final tomó más que puras frases sueltas. Tomó el estilo de los pastores de televisión.

Aquí un video de su voz aislada, para que saquen sus conclusiones y me digan si estoy mintiendo. El coro se siente incluso como la respuesta de la congregación a los salmos.

Byrne conservó ese estilo religioso para el video de la canción, de ahí sus movimientos frenéticos


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