La libertad de expresión está muy limitada en Vietnam y muchos internautas acaban en la cárcel / KHAI NGUYEN – Flickr
Vietnam. Poco sabemos de ese lejano país asiático desde que las tropas estadounidenses lo abandonaron en 1975. De tanto en tanto emiten la célebre Forrest Gamp por televisión y nos acordamos de que existe, y nos quedamos con esa imagen de su riqueza hidráulica, sus campesinos y sus cuerpos quemados con napalm. Pero Vietnam ha cambiado mucho en 40 años, tanto que se ha convertido en la tercera mayor cárcel para los internautas a nivel mundial, según denuncia Reporteros Sin Fronteras (RSF). Blogueros, periodistas ciudadanos y defensores de los Derechos Humanos en general soportan penas de cárcel por criticar al Gobierno y reivindicar los Derechos Humanos. Uno de ellos, el conocido bloguero Dieu Cay, ha conseguido ser excarcelado tras pasar 4 años en prisión por defender la justicia social y criticar las relaciones entre la república socialista y China.
Dieu Cay (pseudónimo de Nguyen Van Hai, su verdadero nombre) había sido detenido en 2008 por una supuesta evasión de impuestos, e inmediatamente después por “realizar propaganda” contra el Estado, según la aplicación del artículo 88 del Código Penal vietnamita. A pesar de su encarcelamiento, no dejó de denunciar en ningún momento lo que ocurría en Vietnam ni las malas condiciones en las que vivía en prisión, donde sufrió malos tratos. Como él, hay todavía 26 periodistas ciudadanos detenidos por denunciar la violación de los Derechos Humanos en el país, recuerda RSF, así como que éste ocupa el puesto número 174 (de 180) en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Pero, si bien podría considerarse la liberación del bloguero como una buena noticia (que lo es), a continuación éste fue forzado al exilio. Le metieron en un avión rumbo a Los Angeles sin que pudiera despedirse de su familia, que incluso acudió al aeropuerto con la esperanza de poder decirle adiós. Sin éxito.
Lo que ocurre en Vietnam con los presos de conciencia es uno de esos casos que están ahí día tras día, pero que no aparecen en los medios y, si lo hacen, siempre es de forma aislada. Organizaciones como RSF o Amnistía Internacional (AI) lo han denunciado hasta la saciedad, consiguiendo generar una presión internacional que, con toda seguridad, ha conseguido la liberación de Cay. Sea como sea, no se rinden. A finales de 2013, AI publicó el informe Silenced Voices donde recopila 75 casos de presos de conciencia en Vietnam: blogueros, activistas políticos, social-católicos, de los Derechos Humanos y la justicia social, defensores de los derechos laborales y sobre las tierras y seguidores religiosos. La conclusión del documento es simple: el gobierno vietnamita viola el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).
El programa de reformas lanzado en 1986 por el Congreso del Partido Comunista de Vietnam (PCV) pedía un cambio en el modelo político y social que nunca llegó. El enorme problema de la corrupción, la política controlada por un único partido y la diversidad de ideologías que convergen en el país hace muy difícil que se produzca un cambio real. De ahí la censura y las penas de cárcel, amparadas por un código penal hermético y un sistema de hecha la ley, hecha la trampa.