“La nueva arquitectura erige grandes construcciones, pero ellas no son más castillos feudales o palacios reales, sino viviendas colectivas o edificios públicos.” Wladimiro Acosta
Reflexionar sobre una obra de Wladimiro Acosta no es tarea fácil ya que en general se difundió poco de su pensar y de su hacer y su arquitectura fue un tanto olvidada, pero su trayectoria aún perdura reflejando su particular visión de la arquitectura moderna, en términos de elección estética, programática o técnica y de la búsqueda de nuevas relaciones entre arquitectura y clima, desarrollando incluso un sistema de control climático (sistema Helios).
“Radicalmente moderno, de pensamiento de izquierda y con una personalidad compleja, de apertura internacional pero con refinada comprensión de lo local, su impacto en la cultura arquitectónica de Argentina es aún hoy palpable.” 1
Acosta se había formado en Odessa, Roma y Berlín, llega a Buenos Aires en 1928, trabaja un tiempo con Alberto Prebisch y luego inicia su búsqueda personal de mejoramiento de las condiciones de vida del hombre en todas las escalas del diseño…
Publicó dos libros: “Vivienda y Ciudad. Problemas de Arquitectura Contemporánea” (1.936) y “Vivienda y Clima” (obra póstuma de 1.976); en particular al referirse al primero Juan Molina y Vedia afirmaba: “Hay en Acosta un equilibrio asombroso entre sus posibilidades de teórico-crítico y las de “diseñador”, condición que explica su arquitectura de ideas y a la vez quizá, puntas para rearmar un tema hoy olvidado: la relación entre la teoría y crítica y el diseño en la enseñanza, pero también en la práctica de la arquitectura.” 2
La mayor parte de su obra la desarrolló en la década del 30 al 40, realizando viviendas unifamiliares (en diferentes ciudades como ser Buenos Aires, Punta del Este, Rosario, Bariloche), edificios de departamentos y también obra pública con su arquitectura sanitaria.
En la provincia de Santa Fé, durante el gobierno del Dr. Manuel María de Uriondo (1937-1941) se puso énfasis en reformar todo el sistema de salud mediante diferentes acciones entre ellas la sanción de la Ley N°2608 definiendo un “Plan general de creación de hospitales y de realización de estudios para una organización de la asistencia social.”
Al frente de la gestión estaba el Dr. Abelardo Irigoyen Freyre y lo secundaba el Dr. David Sevlever como Secretario Técnico Médico, quien habría conocido a Acosta en Rosario, en ocasión de la presentación del libro “Vivienda y Ciudad” y recomienda al arquitecto a las autoridades provinciales.
El Hospital Psiquiátrico de Santa Fé (hoy Dr. Emilio Mira y Lopez), se proyectó en un terreno alejado del centro de la ciudad y rodeado por una importante arboleda, que preserva a sus pacientes del contexto inmediato.
En él se entrecruzan los estudios de Acosta sobre la vivienda urbana y el control del asoleamiento, siempre muy ligados a la condición humana del “habitar” buscando mejorar la calidad de vida individual y colectiva.
“El planteo general se resuelve a partir de un concepto de conjunto, en una serie de bloques relacionados e integrados en un edificio extendido, que se despliega sobre el terreno con vocación de colonizarlo y abarcarlo. […] Las funciones del hospital se organizan en dos grandes bloques que concentran actividades distintas pero totalmente relacionadas: el bloque de los consultorios y la administración, que posee también un sector de habitaciones entonces destinadas a las monjas que tenían a su cargo la atención de los enfermos, y el bloque de pabellones, que albergaba a los internos, conectado con los servicios generales. La conexión entre ellos se consuma por medio de una generosa galería que se curva para resolver las direcciones que toman ambos edificios. Exactamente en el codo en que se produce el giro se ubica la capilla, que se expresa como un volumen formalmente destacado. Este elemento, a su vez, aporta una tercera directriz a la organización general, constituyendo una rótula que guía la organización de todo el complejo. El cambio de direcciones que se imprime en el trazado de conjunto otorga una variedad de situaciones espaciales que ofrece vistas frontales, oblicuas, laterales, perspectivas extendidas o primeros planos resueltos en un continuum de formas y planos rectos, curvos, zonas opacas y transparentes que se alternan y complementan gracias al trazado de las circulaciones que organizan el parque.” 3
Al recorrer sus galerías y caminar por sus corredores, se evidencia el interés por el diseño de espacios semicubiertos o de transición donde la luz natural es la constante, quedando por momentos contenida o en otras filtrada… Su “sistema helios” se manifiesta en la losa “visera” y en los parantes verticales, los que además de regular la entrada de los rayos solares a los interiores, definen recintos o espacios en sombra, durante el caluroso verano, que se abren al parque circundante.
Estos elementos no sólo son controles climáticos sino recursos de expresión formal que definen integralmente el edificio, brindando distintas perspectivas y recortes del espacio exterior.
Sin duda, la obra de Acosta no es el pasado, no tiene tiempo… debe ser explorada, con cautela y sabiamente, para recuperar aquellas respuestas arquitectónicas que superan al hecho constructivo con una clara vigencia conceptual y se imponen a los tiempos presentes.
©Dolores Gómez Macedo
Fotografías: ©Dolores Gómez Macedo
Referencias:
- Müller, Luis A., Maestros de la Arquitectura Argentina: Wladimiro Acosta, Clarin Arquitectura, Buenos Aires, 2014, 8.
- Blanco, Ricardo, Liernur, Jorge F., Molina y Vedia, Juan, Wladimiro Acosta 1900-1967,T6 Ediciones, Buenos Aires, 2008, 22.
- Adagio, Noemí, Müller, Luis, Wladimiro Acosta, del City Block a La Pampa, Imprenta Ciscato, Santa Fé, 2008, 24.