La hiperplasia es una de las enfermedades más frecuentes de la próstata y también la más desatendida por los varones que la padecen, debido principalmente a la vergüenza, la falta de información o la dejadez. Por este motivo el hombre sufre una alteración importante en su calidad de vida, a pesar de que tiene buena solución.
A partir de la década de los cuarenta, la próstata tiende a sufrir crecimiento progresivo. Por consiguiente la uretra queda oprimida dificultando el paso de la orina, con lo que las molestias son frecuentes a la hora de la micción. Si los síntomas son leves el afectado no suele darle importancia; el problema es que si no se toma en consideración, la dolencia puede ir en aumento, incluso dar lugar a infecciones o lesiones en los riñones y trastornos de la vejiga.
Príncipales síntomas de hiperplasia
- Retardo y dificultad en el momento de empezar a orinar.
- Flujo de orina lento y débil, con posterior goteo.
- Aumento de la frecuencia en la sensación de orinar, sobre todo por la noche.
- Incontinencias.
Lo indicado es acudir el médico, quién valorará una posterior visita al especialista, el urólogo. En función del historial clínico, se confirmará un aumento benigno del tamaño de la próstata, o se valorará el caso si el tratamiento prescrito no ha dado el resultado deseado.
Pruebas diagnósticas
- Analítica con cifras de antígeno prostático específico (PSA) en sangre.
- Ecografía prostática e índice prostático, donde se valora el tamaño de la próstata en relación a los valores de PSA.
Tratamiento de la hiperplasia
Se utilizan principalmente alfa bloqueantes, que tienen un efecto relajante sobre la musculatura de la próstata y la vejiga, eliminando la presión.
En cuanto al estilo de vida, se recomienda no tomar líquidos antes de acostarse, y disminuir el consumo de alcohol y café.
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