Al hablar de la obsesión por comer sano, también comentamos de pasada esta otra obsesión por el ejercicio conocida como vigorexia, y que se hace cada vez más patente en los últimos años. Se da especialmente entre los hombres jóvenes, y consiste en un excesivo culto al cuerpo.
Muchos especialistas consideran que esta obsesión, que viene acompañada de un trastorno alimentario orientado a hinchar los músculos, es consecuencia de los personajes masculinos que vemos en la publicidad, el cine y el mundo de los deportes, algunos incluso apuntan a que los propios muñecos y superhéroes han podido influir.
Igual que las muñecas y las modelos de las revistas pueden trastornar a algunas jóvenes, los muñecos hipermusculados pueden estar trastornando a los jóvenes, haciéndoles pensar que ese es el ideal de belleza o el objetivo para sentirse bien o ser aceptado.
Muchos estudios han querido echar un cable analizando las medidas de todos estos muñecos y personajes, y dejando claro que las medidas eran del todo imposibles, fruto de la fantasía de sus creadores, pero en ningún caso inspirado en algo real, por tanto querer hacerlo realidad dará como fruto algo artificial.
Actualmente los expertos calculan que existe un caso de vigorexia por cada 2000 hombres, un cifra que aunque no lo parezca, es bastante alta al tratarse de una trastorno mental y alimentario. Y es que, efectivamente, aparte del trastorno alimentario, uno debe tener ciertos problemas mentales para sucumbir a esta obsesión.
Por ejemplo, se puede tratar de personas con miedo a parecer débiles, en ocasiones porque en el pasado han vivido experiencias traumáticas, han sido objeto de burlas o agresiones físicas, de modo que ahora quieran compensar este daño reforzando su autoestima con un aspecto físico poderoso.
Las personas con obsesión por el ejercicio físico son capaces de realizar hasta seis horas diarias de ejercicio, algo que no realiza la inmensa mayoría de la población ni en una semana. Al mismo tiempo llevan una dieta obsesiva con un alto contenido de proteínas e incluso consumen hormonas anabolizantes y otro tipo de sustancias legales e ilegales que les permiten alcanzar su objetivo con mayor rapidez.
Algunas de las consecuencias de la vigorexia pueden ser la hipertensión arterial, el cáncer o la infertilidad ocasionada por el abuso de anabolizantes. Realizar ejercicio de forma regular es muy bueno para nuestra salud, pero debe quedar claro que la obsesión por el ejercicio no es bueno, ninguna obsesión es buena.
La solución pasa por recibir tratamiento psicológico con ayuda de un profesional, y realizar un seguimiento de la dieta, de modo que sea más saludable.
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