Revista Política

Villa

Publicado el 13 octubre 2014 por Alejandropumarino

Villa

Por lo menos el leonés errante no levantaba el puño. En esta actuación de consumados profesionalesdel escenario, D. Alfonso Guerra y el Sr. Fernández Villa se anudaban un pañuelo rojo al cuello para entonar la internacional, acomañados en el coro por dos mujeres cuyo sacrificio y experiencia les otorgaban un puesto de privilegio en la tribuna: Nadie como Leire Pajín o Bibiana Aído para comprender el sufrimiento de la clase obrera y reivindicar los derechos de los desfavorecidos. Al Sr. Villa le ha caído el puño y le caerá el pelo; pidió conservar su puesto en el sindicato para superar la situación económica por la que atravesaba, eso sí, con una pensión de dos mil seiscientos euros al mes en catorce pagas, que para sí quisieran la mayor parte de los trabajadores a los que dice defender. Pero esta precariedad económica no debía acuciarle en exceso por cuanto hace un año ingresó en metálico, de lo que guarda debajo del colchón de su casa, la nada desdeñable cifra de ciento cuarenta mil euros para acogerse a un amnistía fiscal y lavar un millón cuatrocientos mil de más que dudoso origen. Amigo de Zapatero y de Cascos, colega de Zapatero, compañero de tribuna con las inefables Leire y Aída, adalid de las libertades, defensor de los desfavorecidos, junto con otros muchos compañeros de fechorías, acaba de manchar el buen nombre de un sindicato que precisa una profunda catarsis para recuperar la confiaza de trabajadores, afiliados y ciudadanos que solo encuentran un pozo de corrupción en cada asunto que sale a la luz pública.


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