Muchas veces escuchamos a autoridades hospitalarias, políticos y periodistas quejándose de la labor de algunos anestesíólogos o anestesistas del medio. Pero lo que no pueden (o no quieren) es darse cuenta de que en estas fallas, dignas de la desaprobación del público, tiene que ver mucho la jefa o el jefe del servicio y/o del departamento de anestesiología. Ella o él tienen -en el papel- la capacidad de solucionar cualquier error de algún subordinado y el deber de realizar cualquier acto anestésico que haya sido injustificadamente suspendido por alguno de sus anestesiólogos(stas). [Ver post del "anestesista incompetente"]
Dr. William Cross, inolvidable ex-jefe de anestesia
del Obreros' Social Security National Hospital
Claro que esto se da en el papel, o sea con jefes de anestesia extremadamente competentes, como El Papacho (jefe de la clínica Javicho Prada) o la Dra. Grettel Castelo (ex jefa del Incores Alud), entre otros respetables colegas. Pero existe hoy un grupo importante de jefes en nuestra especialidad que dejan mucho que desear en su desempeño.
Les cuento el caso del Dr. Johan Cruyff (alias de un apreciado y extraordinario anestesiólogo y amigo, ex residente nuestro) que un día tuvo una discrepancia con el cirujano cardiovascular de su hospital. Este último, en una actitud cobarde y muy criticable, acudió a la jefatura de anestesia a quejarse y a imponer que el Dr. Cruyff no sea programado nunca más en cirugía cardíaca. La autoridad máxima de anestesia de uno de los hospitales más prestigiosos del país aceptó servil y (más) cobardemente la orden del cirujano. No tuvo las pelotas de decir "yo soy el jefe" (su incompetencia lo hace temblar de miedo y traicionar a su subordinado) y poner al cirujano en su sitio.
¡Qué falta de personalidad! ¡Qué asco! ¡Qué vergüenza! ¿Dónde quedó la jerarquía de la jefatura de nuestra gran especialidad? ¿Dónde está ese general que nos va a dirigir y llevar hacia la victoria en nuestra cotidiana guerra contra la muerte en sala de operaciones?. El jefe de anestesia sin personalidad equivale al Almirante del Huascar que rehuye como gallina el combate en Angamos contra los chilenos, para ir a solicitar asilo a las Islas Galápagos, o al Coronel en el Morro, que entrega Arica al enemigo sin disparar ningún cartucho y solicitando misericordia de rodillas.
Dr. Vitocho Magallinas, un día cualquiera en el ejercicio
"viril, jerárquico y autónomo" de su jefatura, atendiendo al
malgeniado jefe de cirugía de corazón y vasos sanguíneos.
Para nuestros visitantes del extranjero, este espécimen es la antítesis de un general McArthur (no cumpliría su promesa de volver a rescatar las Islas Filipinas y se iría a refugiarse entre los brazos de su mamá en su país) o de un general De Gaulle (apoyaría al gobierno títere de Petain y se convertiría en un lacayo y lameculo de los invasores nazis). Por eso hay que tener mucho cuidado con él. Es nuestro propósito llevarlo a su desaparición de este planeta, para bien de colegas y pacientes.
El jefe de anestesia sin personalidad se mantiene en su puesto -pese a su inutilidad- porque es una buena marioneta de los gerentes de hospitales y clínicas que quieren atención en cantidad (buenas ganancias) pero no de calidad (no les importa la salud del paciente ni la seguridad del médico). Gerentes que presionan para que se opere no importa cómo (para mejorar las estadísticas y obtener beneficios personales) imponiendo miedo al personal de sala de operaciones a través de un decrépito jefe anestesista.
Jefa de anestesia y director del Carry-On Hospital del primer
puerto del país, sede del Football Club Sport Boys Association
Estimados colegas anestesiólogos: hasta cuándo se va a soportar a esta calamidad de jefes, es hora de dar el golpe de estado, de iniciar la revolución.