Un estudio, de la Universidad de Birmingham publicado en la revista The Lancet, EClinicalMedicine, sugiere que las pesadillas pueden volverse frecuentes varios años o incluso décadas antes de que se presenten los problemas de memoria y pensamiento característicos de la demencia.
Los investigadores examinaron datos de más de 600 hombres y mujeres adultos de entre 35 y 64 años; y 2.600 adultos de 79 años o más. Todos los participantes estaban libres de demencia al comienzo del estudio y fueron seguidos durante un promedio de nueve años para el grupo más joven y cinco años para los participantes mayores.
Los participantes completaron una variedad de cuestionarios, incluido el Índice de calidad del sueño de Pittsburgh, que incluye una pregunta sobre la frecuencia con la que las personas experimentan pesadillas. Estos datos se analizaron utilizando un software estadístico para averiguar si los participantes con una mayor frecuencia de pesadillas tenían más probabilidades de experimentar deterioro cognitivo y ser diagnosticados con demencia.
La investigación demostro que las personas de mediana edad (35-64) que experimentan pesadillas semanalmente tienen cuatro veces más probabilidades de experimentar un deterioro cognitivo durante la siguiente década, mientras que las personas mayores tenían el doble de probabilidades de ser diagnosticadas con demencia.
Curiosamente, el estudio encontró que las asociaciones eran mucho más fuertes para los hombres que para las mujeres. Por ejemplo, los hombres mayores que experimentaban pesadillas semanalmente tenían cinco veces más probabilidades de desarrollar demencia que los hombres mayores que no reportaron pesadillas. En las mujeres, sin embargo, el aumento del riesgo fue solo del 41%.
Los próximos pasos de la investigación incluirán investigar si las pesadillas entre los jóvenes podrían estar asociadas con el riesgo futuro de demencia, y si otras características de los sueños, como la frecuencia con la que recordamos los sueños y cuán vívidos son, también podrían usarse para identificar el riesgo de demencia. Usando electroencefalografía e imágenes por resonancia magnética, los investigadores también planean investigar la base biológica de los malos sueños tanto en personas sanas como en personas con demencia.