La vida nos distrae y son pocas las ocasiones en las que podemos disponer de un día entero para leer. Precisamente, este es uno de los retos anuales de El librero de Tetsu Hana: dedicar como mínimo un día entero al año a leer. Aquí podéis leer una entrada en la que habla de ello. Por supuesto, también duerme, cocina, come y estira las piernas, pero sí que dedica un montón de horas en exclusiva a leer, sin distracciones.
En mi caso, puedo permitirme un par de tardes enteras al mes a leer, pero por norma general, incluso en esas ocasiones hago otras cosas como ver un par de capítulos de una serie, navegar por las redes, visitar vuestros blogs o escribir una reseña. Antes dedicaba todo mi tiempo libre a leer y con eso me evadía de la realidad y así, los años desaparecieron en un suspiro. Ahora intento leer menos y aprender más de cada una de las lecturas. Puedo leer 200 páginas en un día, pero evito hacerlo, en parte porque si leo mucho, luego suelo tener dolor de cabeza, pero también porque así no puedo digerir tan bien la historia. Tiendo a olvidar con más rapidez aquellas historias que he leído del tirón porque el tiempo que le he dedicado ha sido breve. En cambio, si leo más despacio, puedo paladear la historia con la mente, recrearme en las palabras, captar todos los matices de significado e impregnarme de ella. Si dedico tiempo a reflexionar sobre el libro mientras lo leo, no solo soy capaz de comprenderlo mejor, sino que me aporta más.
Además, ¿qué prisa hay? La lectura no es una competición, solo disfrute. Es imposible estar al día con todos los libros que están de moda, así que prefiero leerlos con calma, aunque sea mucho después del boom, para ofrecer una opinión personal y compleja, que no leerlo deprisa y corriendo para decir lo mismo que todo el mundo.
No comprendo el ansia del consumo indiscriminado, esta práctica, cada vez más habitual de ver una serie del tirón, en un par de días. No pretendo juzgar a nadie, ni criticar esta conducta, porque cada persona hace lo que quiere con su tiempo y no todos asimilamos los contenidos de la misma manera. Puede que alguien que se lea un libro sin detenerse a oxigenar el cerebro lo comprenda y sea capaz de analizarlo mucho mejor que yo, que le habré dedicado varias semanas, pero esa no es una habilidad que yo posea.
Y esa es mi reflexión literaria del día. ¿Soléis leer libros del tirón? ¿No os da dolor de cabeza leer mucho tiempo muy seguido? ¿Recordáis igual de bien los libros que habéis devorado que aquellos que habéis leído más despacio? ¿Alguna vez habéis dedicado un día entero a leer?