Revista Cultura y Ocio

Viñeta del lector 73#

Publicado el 20 diciembre 2020 por Laura Coll Rigo
Viñeta del lector 73#"Cuando leemos, no nos enamoramos del aspecto de los personajes, sino de sus palabras, de sus pensamientos, de sus corazones. Nos enamoramos de su alma"

¿Y qué amor puede haber más puro que ese? Por una vez no nos fijamos en la parte superficial, el aspecto exterior (en parte porque da igual lo que digan los autores y nosotros no imaginamos a los personajes a nuestra manera), sino en el interior. 

En la vida real (curioso, normalmente tratas de relacionar-lo todo con la literatura y en esta ocasión haces justo lo contrario), no creo en el amor a primera vista, sino en la atracción. El amor viene después. Para decir que estás enamorada de alguien tienes que escuchar a esa persona hablar y saber cuál es su visión del mundo: qué defiende y qué aborrece (¿Está a favor de Trump? ¿Cree que Sanderson es un mal autor? ¿Piensa que hay que cuidar del medioambiente? ¿Le da igual si no te gustan las verduras? ¿El colectivo LGTBI tiene derechos? ¿No le importa que seas demasiado complaciente o que dobles las esquinas de los libros?), cuáles son sus planes de futuro (¿Cómo va a ganarse la vida? ¿Cuántos libros compra al año? ¿Qués estudios tiene? ¿Planea comprar más estanterías? ¿Piensa mudarse o vivir con/de los padres? ¿Qué hará con los libros que tenéis repetidos?) y cuáles son sus preferencias (¿Qué géneros literarios le gustan? ¿Qué suele comer? ¿Novelas de trama o de personajes? ¿Le gusta el deporte? ¿Es crítico con lo que lee? ¿Qué hace en su tiempo de ocio?). Relacionado con esto hay que ver si la comunicación fluye, si tenéis temas de conversación y si estos se agotarán con el tiempo o por el contrario podéis hacer una lista de temas pendientes por tratar.

Por otra parte hay que comprobar si cumple con lo que predica, por lo que hay que quedar en persona (esto de las relaciones por Internet no me parece viable) y ver cómo actúa en determinadas circunstancias: si hay un mendigo en la calle, ¿le da dinero? ¿Te invita siempre o siempre tienes que pagar tú? ¿Llega tarde a todas partes? ¿Te da libertad para hacer lo que quieras o te oprime? ¿Trata a los libros con cariño? ¿Es capaz de argumentar? ¿Se siente decepcionado si no le regalas cosas o no le importa? ¿Cómo trata a sus amigos y a su familia? ¿Cómo tiene ordenada su estantería? Vamos, cosas vitales.

Por supuesto, el aspecto es importante, si esa persona no nos atrae físicamente, bueno, puede ser un buen amigo, pero nada más. Pero si es alguien con quien chocas constantemente y que solo te gusta por su físico, puede que podáis estar un tiempo, pero no aspires a más. Dicen que los polos opuestos se atraen, algo que funciona muy bien en la literatura y el cine, pero que no veo posible en la vida real. ¿Cómo vas a estar con alguien durante toda la vida si no compartís ninguna pasión, no tenéis temas de los que hablar y con la que discutes constantemente por su forma de ver el mundo? Puedo aceptar que Sanderson no tenga una prosa pulida (paparruchas) o que la trama de Rothfuss no sea atrapante (ÑA), pero por ejemplo yo no podría estar con alguien que fuera un hincha del futbol, porque es algo que no me gusta en absoluto.

Cuando nos enamoramos de un personaje de un libro es porque lo conocemos bien y creemos que si fuera real sería perfecto para nosotros. Con los libros el aspecto físico no importa, sino las acciones, lo que dicen, cómo lo dicen sus pensamientos. Es mucho más fácil conocer enamorarse de un personaje que de alguien real, no solo porque para lo segundo hace falta más tiempo, sino que acceder a sus pensamientos es mucho más complicado. 

Relacionado con esto, me sorprende que en series como Outlander lo que más destaque es lo guapo que es el protagonista. Todos me dicen lo mismo. ¿Cómo es él como persona? Ni idea, lo importante es que es guapo. No estoy segura de que los lectores del libro opinen lo mismo. ¿Se os ocurre alguna otra adaptación en la que lo importante es que el/la protagonista sea guapo y no cómo es en el interior?

Casi me veo escribiendo novela romántica, pues últimamente no paro de relacionar todas mis reflexiones con el amor. Salvadme de cometer una locura de tal magnitud. Solo faltaría añadir otra novela mediocre al montón.

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