La historia alcanzará su punto crítico en el momento en que el villano parece haber llevado a término con una crueldad inusitada la acción de destrozar las vidas de dos de los seres más queridos por Batman: el comisario James Gordon y su hija Bárbara. Es en ese momento cuando en una extensión de cuatro páginas se relata el acontecimiento que llevó a esa persona corriente a convertirse en uno de los mayores enemigos de Batman. Contratado por una banda de ladrones que necesitan de sus conocimientos para atravesar una planta química y poder así entrar a robar en el almacén de cartas contiguo, el futuro Joker es ataviado con un gran casco rojo y una capa y toma directamente el papel de un ladrón de moda llamado Capucha roja. Durante su incursión en la planta los ladrones y él son sorprendidos por unas fuerzas del orden que acaban con la vida de los malhechores y por Batman, que acorralará al nuevo Capucha roja al borde de un tanque de ácido al que terminará por caer, horrorizado ante la visión de un hombre murciélago al que ve como un castigo divino.
La última página del incidente nos presenta a un ser humano moralmente destrozado cuyo rostro ha quedado terriblemente consumido por los productos químicos y que, tras haberlo perdido todo –ha recibido la noticia de la muerte de su mujer y de su futuro hijo unas horas antes–, no le queda más que abandonarse a la locura. Briand Bolland dibuja el nacimiento del Joker en siete viñetas magistrales que han quedado grabadas para siempre en el cerebro de todo aquel que haya leído la obra. En su día los dos artistas remozaron la imagen y hasta la propia historia del villano y pusieron un peldaño más en la nueva etapa que comenzaba a vivir el cómic mainstream estadounidense a finales de la década de los ochenta.
MhBeyle, desde El arte secuencial