Cada día se extiende más la tendencia de crear, a través de la decoración, hogares con mucha personalidad. Hastiados de seguir las líneas que marcan las modas efímeras e impersonales, buscamos romper moldes con una decoración atemporal que mantenga su fuerza con el paso del tiempo y que permanezca viva. Cómo lo conseguimos, pues alimentando a nuestro hogar con nuevos objetos que le aporten una historia, un recuerdo o una estética de otra época.
Existen una serie de características en las piezas vintage que actúan como un imán sobre nosotros. Una de las razones por las que nos sentimos atraídos por estos objetos es su exclusividad, son difíciles de conseguir ya que se producían en pequeñas cantidades y como consecuencia son escasas las muestras que han sobrevivido hasta nuestros días. Si hay algo grabado a fuego en la palabra vintage es la calidad y el diseño, son artículos fabricados con los mejores materiales, concebidos para perdurar en el tiempo y con un diseño exquisito dotado de una eterna modernidad.
Cómo conseguir este estilo cómodamente y por un módico precio, añadiendo detalles como pueden ser los vinilos decorativos vintage. Ahora podemos incorporar esta estética fácilmente en casa, poniendo en nuestro despacho una máquina de escribir, un teléfono antiguo en nuestro salón o un ventilador retro en la cocina. Detalles con los que conseguimos un aire bohemio y un interior muy personal.
Pero, de dónde procede este término. Vintage es una palabra de origen inglés. Las bodegas utilizaban esta palabra para referirse a los vinos de sus mejores cosechas, lo que ha hecho que su significado designe a todo producto antiguo de calidad. Hoy en día utilizamos vintage para referirnos a los artículos que han sobrevivido al menos 20 años desde su creación, convirtiéndose en objetos de culto por su singularidad.
Gracias a esta tendencia transformamos lo antiguo en actual. Seleccionamos piezas de gran calidad como testigos de la historia para que nos acompañen a través de los años. Nos evocan épocas pasadas, nos atrapan con su estética impoluta, bañando nuestros hogares de nostalgia por otros tiempos en los que la producción se realizaba con mimo. Como resultado encontramos piezas únicas e irrepetibles que exponemos con gran satisfacción como bellas porciones de historia.