Sube a mi lomo pues,
que mi espalda es del sol mismo predilecta, y sabes que las aves gustan de vigilar el planeo nuestro, que errante se desliza como cálido sueño,entre los campos amarillos de espigas y el silencio de este pueblo que vino primigenio es. Ven que te llevo lento sobre los tejados de tus ilusiones y las cornisas de mis sueños. Ven, cariño, que mi pecho hoy late y quiero que aspires suave, de los cielos tersos el color añil.Mario Alba
La aceituna pace sobre mi pecho,la calma mansa duerme mi alféizar y reta intensa un cielo bajo, que viene denso de agua y esparto, resbalando torpe, de la ignorancia el tobogán hostil. No han de estorbar tus tormentas, no,y no han de trabar mis alas sobre esta senda de amapolas humildes. Guardan sus corolas tumbas de poetas, que palomas de sueños escarpados eran, y hoy paren rojos intensos como metas, sobre la herrumbre de esta navaja vil.Y sepúltense hoy todos los horizontes, justo a la hora del aquel alba de otoñoque aún me hace sentir.Nadar podremos los valles salados que hoy alfombra el agua de aquellos ojos cerrados; que ya duermen su sueño antiguo de amor libre y vedado.Sobre una cuneta y otra, se alistan silenciosas y bellas las flores rojas y eternas del pasado.