Hoy os recomiendo el vino tinto “El Ciruelo”, elaborado en el Valle de La Orotava en Tenerife en la bodega Suerte del Marqués, en la que trabajan bajo la filosofía de interferir artificialmente lo menos posible en la elaboración de sus vinos.
Uno de los artífices de esta forma de entender el cultivo de la vid es el enólogo de la bodega, Roberto Santana, que desde 2008 se incorporó a la bodega para reconvertir parte del viñedo y potenciar las especificaciones de las variedades autóctonas de vid y del terruño, antes, durante y después de la elaboración del vino.
La finca tiene una extensión total de nueve hectáreas, comenzando a los 350 metros sobre el nivel del mar y terminando a los 700 metros, y cuenta además con un suelo dominado por roca volcánica bajo una cubierta vegetal autóctona. Este gran desnivel hace que cada una de las viñas cultivadas en las diferentes parcelas tengan unas características y una personalidad propia y diferenciada.
Bajo el singular sistema de cordón trenzado cultivan Listán Negro a pie franco con una edad superior a 90 años, aunque también con un pequeño porcentaje de Listán Blanco.
Los racimos se encuban en un cubo de hormigón abierto que trás un pisado tradicional la fermentación alcohólica comienza de manera espontánea por levaduras autóctonas hasta alcanzar una temperatura en torno a los 30° C. Trás una maceración de un periodo de 28 a 35 días mediante ligeros bazuqueos manuales diarios el vino se descuba a barricas neutras de roble francés de 500 litros de capacidad, donde termina la fermentación maloláctica. Después de un año con sus propias lías y sin realizar ningún trasiego, el vino se embotella sin filtrar.
En palabras del enólogo Pedro Carroquino: “Es de una fragancia de roja fruta y mineral con toques a bálsamos o resinas que excitan. Es casi perfecto. Una delicada presencia en boca de calidad primaria, saturándote el paladar con estructura, madurez, densidad excepcional y taninos mansos, en armonia todo…”