Vino y rosas con espinas
3 octubre 2014 por JLeoncioG
Resulta que a una bodega dependiente, en mucha medida, de un organismo público se le avinagran un par de pipas de vino del país y compran no sé ni cuantos litros de otro de procedencia continental. Lo compran, lo traen en cubas, entra por los muelles, y lo mezclan con aquel. Y por lo que parece luego, esa misma bodega lo vende “fuera” del calificado con alguna de las Denominaciones de Origen vigentes en Canarias. O sea, gato por liebre, mala práxis, engaño. Estoy de acuerdo.
¿Significa esto acaso que todo el sector del vino de esta isla es culpable de esto? No. Sólo es culpable quien ejecutó la compra y autorizó la mezcla. Nada más.
¿Víctimas? sí las hay. Entre las muchas que se me ocurren, que seguro hay más: por un lado los que compraron una cosa pensando que era otra. Por el otro, los cosecheros y bodegueros locales que también tienen vino y que no saben qué hacer con él cuando no cumple los estándares que las DO les exigen (y que no se han tenido en cuenta en este caso).
Un columnista que otros tiempos fuera referencia en el periodismo local escribió hace poco un artículo, de opinión, claro, diciendo a boca llena que no le sorprende la mescolanza porque para él “todo el vino canario es una mierda” (Luego se cubre las espaldas con un tímido “salvo excepciones”, argumentado claro para salvar su gran posadera frente a algún amigo) (No voy a nombrar ni el santo ni la procesión, porque paso de darle publicidad -a ninguno de los dos- así si quieren confíen en lo que escribo y si no busquen en la hemeroteca: sólo hay dos periódicos).
La generalización es brutal, destructiva y ofensiva, para todos los bodegueros locales que trabajan con denuedo en ofrecer un producto digno, muy digno diría yo. Para todos los consumidores del producto local, que creemos en que debemos pensar globalmente y actuar localmente, que difundimos con interés el buen trabajo, honesto y humilde, que se hace desde este pequeño lugar en el atlántico, que potenciamos la economía local que se base en algo más que el turismo; y que, por supuesto, nos gusta el Rioja, y el Ribera del Duero, claro, pero que no actuamos criticando en base al maldito complejo de inferioridad tan enquistado en nuestra sociedad y cultura.
El vino canario no es, ni de lejos, una mierda. Es un gran producto, trabajado, mejorado con los años, que está empezando a ser bien vendido, y bien recibido, en muchos sitios.
Y lo triste es que los enemigos, los que tiran piedras contra nuestros propios tejados, están en casa. Alucino.