Las variedades empleadas para la producción de vinos espumosos son, generalmente, blancas (pinot bianco y grigio, moscato, prosecco, trebbiano, malvasia, etc.) con el añadido de pinot nero como única variedad tinta, vinificando en blanco.
Una excepción interesante nos la proporcionan el espumoso brachetto d’acqui y el lambrusco, obtenidos a partir de uvas tintas vinificadas en rosado. Confrontando las producciones de las diversas tipologías de los vinos espumantes en Italia, se nota que los vinos más conocidos son el Asti y el Conegliano-Valdobbiadene, con aproximadamente 200 000 hL.
Los vinos frisantes o de aguja (naturales) se producen a partir de un grado alcohólico efectivo no inferior a 7 % vol y presentan, conservados a 20 °C en recipientes cerrados, una sobrepresión debida al anhídrido carbónico endógeno no inferior a 1 bar y no superior a 2,5 bar.Los naturales retoman las técnicas del método charmat, pero la segunda fermentación es aún más breve y la presión final interna es inferior (de 2 a 5 g/L de CO2 por 1-2,5 atm de presión; los vinos tranquilos alcanzan hasta 2 g/L de de CO2 por 1 atm).
En este grupo, el Lambrusco, producido en Lombardía y especialmente, en Emilia-Romaña, consituye uno de los caldos más apreciados y con mayor producción, entre los tipos observados, después del asti y el conegliano-valdobbiadene, con un número de hectólitros que oscilan entre los 20 000 y los 100 000; le siguen los vinos espumosos de Trento y Franciacorta.
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