Violadores y asesinos, solo españoles

Los códigos éticos de los medios informativos ordenan que se oculte el origen de los delincuentes sexuales si son extranjeros para evitar que se culpe también a gran parte de los inmigrantes, todavía minoritarios en España.

El afán protector adoptado hace décadas y agudizado en los últimos años crea una paradoja: se informa de la nacionalidad de un presunto violador o asesino sólo si es español.

En consecuencia, únicamente hay delincuentes sexuales españoles aunque, en lo que llevamos de año, y aunque ha habido españoles que han matado mujeres, dos de cada tres casos de muertes y demás delitos sexuales han sido cometidos por extranjeros, cuando son menos de la cuarta parte de la población.

Sólo las redes sociales, que son incontrolables y no ocultan el origen de los malhechores, comienzan a nombrarse las nacionalidades.

Como los adolescentes marroquíes violadores en serie de Barcelona, loa argelinos de Málaga o los latinos de la Manada de Tarrasa, también violadores en serie que los medios repetían acusatoriamente que eran españoles pero ocultando que habían sido nacionalizados.

El problema es que las redes divulgan también innumerables bulos con los que puede exagerarse la delincuencia de los foráneos aprovechando que muchos proceden de culturas en las que la mujer es sólo un objeto.

Durante siglos, y con todas las excepciones que queramos admitir, pero excepciones, en el mundo español había un gran respeto hacia las mujeres. Toda la literatura y la historia lo reflejan.

Buena parte de las familias eran gobernadas por ellas. Hay regiones completas que estaban bajo matriarcados, y hasta en las familias más pobres y analfabetas inculcaban el tratamiento obsequioso hacia quienes eran como sus madres.

Tiende a olvidarse que existió la caballerosidad, y aunque los tiempos y algunas formas han cambiado, la gran masa de los españoles mantiene esas buenas convenciones.

Si se une la igualdad que ganan paulatinamente con el feminismo racionalista las mujeres españolas, que nunca perdieron su apellido como en países socialmente “más avanzados”,  estamos ante un país puntero en el mundo.

Sólo el feminismo más agresivo, que ve al hombre, español en este caso, como rival de amores, acusa a todo ese  género de ser violento sexual, sólo por pertenecer a su sexo, desechando el origen cultural de una delincuencia mayoritariamente ajena a este país.

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SALAS