Luis Britto García
Con la mayor firmeza protestamos contra la violencia de género. Están por allí las que nos maltratan con el látigo de la indiferencia. Todavía es mayor el daño si son exageradamente bellas, y mucho peor el que infligen las inteligentes. Para colmo andan todas llenas de gracia. Miran y se agachan como si fueran de Pénjamo y no supieran el estropicio que causan. Las frívolas encarnizan sus maltratos con arsenal de maquillajes, trapos, gimnasias y mohines que derriban cuantas empalizadas opongamos los sensatos. Ni siquiera las modas matapasiones las descalifican. Es un peligro salir a la calle para contemplarlas pero mucho peor encerrarse a recordarlas. Ninguna Corte de Amor medieval atenderá nuestras querellas, ningún diván de sicoanalista subsanará nuestro barranco. Allá vamos los maltratados sin tener autoridad a quien recurrir ni alternativas pues cada maltratadora es única y peor sería esperar a ver la desaparición de sus encantos.
CITA
Por experimentación o desidia Él encarga al Chat GPT la escritura de sus mensajes para levantar on line. Conmocionada por el lirismo de las propuestas o ignorante del arte de redactar, Ella encomienda al CHABOT5G la composición de las respuestas. Sucede un diálogo distante lleno de sugerencias y una conversación ausente plena de un crescendo de tentaciones. Cuando se citan para verse en físico a ninguno de los dos se le ocurre decir nada, pues han sido abandonados por Chat GPT y por CHABOT5G quienes en paroxismo de pasión cibernética se mudan a la Nube a intercambiar algoritmos hasta que la obsolescencia los separe.
SOLUCIÓN
Queda una solución para desesperados: el matrimonio que no confiere derechos para el adorante ni impone deberes para la adorada. Nada físico ni económico sucederá entre ellos pues ambos intercambios tienden al aburrimiento o al desgaste. Tampoco es óbice ningún lazo previo ni posterior jurídico ni religioso, que a la hora de la verdad no importan nada. Ni siquiera es necesario el consentimiento de la adorada, aunque es posible alguna fastuosa ceremonia con coros, fotógrafos, brindis y cortejos de testigos, los cuales son innecesarios pues de tales situaciones todo el mundo se da cuenta. Este sacramento no admite divorcio ni olvido, pues nada mata una pasión contrariada.
VELETAS
Urgentemente convocada para ventilar sus intereses la I Convención Mundial de Veletas. Siempre atentas a apuntar para donde el viento sople, necesitaban un Encuentro Global que las ayudara a desdibujar sus principios y variar sus posiciones a escala planetaria. Ayer radicales y hoy vendidas, o viceversa. Preocupa sobre todo a las veletas la competencia de la paja, que no sólo se deja llevar por el torbellino sino que por él se arrastra. Siguiendo la corriente aprueban por unanimidad las veletas un manifiesto sobre el derecho a no fijar más posición que la provechosa y a no bailar más son que el que les toquen. Sus hojas se las lleva el viento.
CARTA
Carta, naipe que se juega contra el destino. Nunca se sabe si llegará. Tampoco si será leída. Mucho menos si tendrá respuesta. Y sin embargo, aunque sea por celular la gente sigue escribiendo. Bartleby, uno de los personajes de Melville, enloquece al trabajar en el departamento postal donde se almacenan las misivas que no encuentran destinatario. El escribirlas quizá salvó del manicomio a sus remitentes, y el no recibirlas a sus destinatarios. Si hay carta hay separación. La misiva es a la vez la prueba y el remedio de la distancia. La distancia es una sola palabra para demasiadas ausencias. Escribiendo intentamos pasar por encima del espacio, pero a veces también del tiempo, de la posición, de la oportunidad, de todos los desiertos que con tanta crueldad separan lo próximo. El mar es el compendio de todas las lejanías y su color quizá tinta de todas las cartas que jamás llegaron a destino. He recorrido su superficie y su profundidad y, como el de la tinta, su azul ennegrece hacia el abismo. Pero una carta ya escrita es la contestación, aunque ésta no llegue. Los niños pliegan el papel para construir barcos y tienen la sabiduría de no escribir nada en él, porque cuando escribimos una carta de amor es porque sabemos ya la respuesta.
IMPARES
Empezaron a desaparecer las parejas de las medias. Comenzaron a perderse las compañeras de los zarcillos. No había forma de localizar un juego completo de yuntas. Después se esfumó una de las sandalias de baño. Luego aconteció lo de los sacos a los cuales no se les encontraba pantalón o lo de los pantalones que nunca se volvieron a juntar con el saco. Los enamorados andan ahora solos, sin saber qué les ha pasado, si todo es obra del desorden, la desmemoria o el destino.
EL SITIO
Dicen que algunos alguna vez lo han visitado, el sitio web o emisora por donde se emiten nada más obras maestras. Intentar relocalizarlo es inútil, visto el tumulto de los enlaces en línea y las interrupciones de internet. Allí estaba la posibilidad de instalarse de una vez por siempre en el Elíseo, o sea, el Paraíso Terrenal de las mejores mentes. Ahora tienen compañía La Piedra Filosofal, La Lámpara de Aladino y el Jardín de las Hespérides. Sigo con la esperanza de acceder a él, antes que las interrupciones de línea o los mediocres nos condenen brutalmente a la medianía. En definitiva parece que nada más los genios acceden al sitio de las obras maestras, pues sólo la capacidad de crearlas otorga la de verdaderamente disfrutarlas. Quedamos en las mismas.
HISTORIA VERDADERA
La novelista japonesa Rie Kudan confiesa que su novela ganadora del certamen literario Tokyo Simpathy Tower fue escrita con Chat GPT. El texto es el bestseller preferido por los lectores cibernéticos del CHABOT5G.
PILATOS
Intachable potentado se lava las manos para librarlas del líquido rojo que las mancha. Imposible purificarlas pues ha llegado el tiempo fijado para su discurso. Ni con todas las lociones y perfumes de Oriente desaparecen la culpa y la podre que exudan. Ni ocultándolas en la espalda se disimulan. Empujado hacia el podio carraspea ante la Organización de los Cómplices Unidos, todos y cada uno de ellos bañados completamente en sangre.
TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO