Revista Cultura y Ocio
La reciente ola de femicidios vivida en nuestro país y que es creciente en todo el mundo ha actualizado reflexiones hechas hace 10 años que aún creo válidas.
"Los ataques físicos resultan sub-reportados incluso por las mujeres, quienes muchas veces no desean exponer su vida privada a la mirada pública y solo se denuncian cuando son muy graves o irreversibles. Como fiel reflejo de lo mencionado no existen, ni siquiera respecto del maltrato físico sobre mujeres estadísticas nacionales o internacionales válidas y confiables porque éstas se ven afectadas (sesgadas) por el fenómeno del ocultamiento o no-denuncia por temores personales, temor a la venganza del agresor/es, vergüenza pública, pudor, y una multi-causalidad no determinada bien aún ("De eso no se habla") No debe extrañarnos que el problema de la violencia doméstica esté mal registrado en los circuitos de salud mental o de los hospitales, y sobre eso nos advierten todos los trabajos serios sobre agresión y maltrato. La mayor defensa de las personas golpeadas es la denuncia.
Existen una serie de señales que permiten prever que se propinará un golpe, toda una gama de conductas de agresión psicológica cuyo epilogo es la cachetada. El secreto de las conductas de agresión de cualquier clase, propio de este tipo de fenómenos, se ve más reforzado aún cuando la víctima es un hombre porque los valores culturales no conciben que los varones muestren señales de debilidad, perplejidad, miedo, o pánico, aunque la clínica nos demuestre en todos los casos que, contradiciendo al "machocentrismo" proclamado, los hombres presentan estos sentimientos igual que las mujeres, aunque lo expresen de modos distintos.
Este escrito desea que la mirada de los interesados considere a la violencia doméstica y otra clase de fenómenos de maltrato físico y psíquico dentro del marco amplio de todas las variables que intervienen: 1) Los fenómenos culturales del postmodernismo donde predominan el consumismo excesivo, la inmediatez, la falta de un pensamiento reflexivo, la propensión a la acción. 2) El incremento de las adicciones sobre las que también se mantiene un elevado monto de secreto. 3) Los fenómenos sociales y económicos (movilidad, inestabilidad laboral o desempleo). 4) Los cambios de valores sobrevenidos por los cambios de época y otros que conforman una verdadera red que desemboca en la violencia doméstica, en el abuso de los más débiles (niños, mujeres, ancianos) sin distinciónes.
No voy en esta breve comunicación a ser exacto en asuntos que son objeto de amplios estudios que aún no tienen certezas sobre una multitud de nuevos fenómenos que se han incrementado. Recién se están estudiando en nuestro país (en 2006) pero como es un tema abierto nos dará más de una sorpresa todavía.Si estos fenómenos fueran medibles y cuantificables como ocurre en las ciencias exactas, aunque no en salud mental, yo no estaría escribiendo estos apuntes para señalar que en la investigación en salud mental no debemos quedarnos con lo obvio o con lo que resalta del conjunto, sino investigar a fondo qué está ocurriendo, como ha sido invariable desde que se organizaron las disciplinas que aportan a la salud mental como la sociología, psicología, psicoanálisis y psiquiatría"
La violencia no se trata de una de las tantas modas en salud mental. Llegó para quedarse.