Revista Opinión

Violencia electoral en Burundi

Publicado el 30 abril 2015 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

Lanzamientos de piedras, neumáticos en llamas, gases lacrimógenos y disparos al aire han sido los protagonistas de una oleada de protestas iniciadas el pasado domingo en Bujumbura, capital de Burundi. El malestar fue provocado por la decisión del presidente Pierre Nkurunziza de protagonizar un tercer mandato, hecho inconstitucional. Nkurunziza, del Consejo Nacional de Defensa de la Democracia – Fuerzas de Defensa de la Democracia (CNDD-FDD), lleva 10 años en el poder.

Casi 21,000 burundeses han huido al país vecino, Ruanda, para evitar la violencia electoral, según informa la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). La mayor parte de los refugiados son mujeres y niños, estos dicen haber experimentado intimidación y violentas amenazas unidas a las elecciones presidenciales del 26 de junio.  

Todo comenzó pacíficamente, pero se ha convertido en una batalla campal que parece apaciguarse pero puede no desaparecer hasta el día de las elecciones. “Quiero luchar por el derecho de la gente, y rechazo que el presidente pueda tomar el poder por la fuerza”, dijo Miturizo, estudiante de 27 años, en una entrevista a Reuters.

Los manifestantes afirman que el plan de Nkurunziza de presentarse de nuevo en las elecciones del 26 de junio es ilegal, el artículo 96 de la Constitución de 2005 establece que el presidente “es elegido por sufragio universal directo por un plazo de cinco años renovable una vez más“, por lo que Nkurunziza no debería optar a un tercer mandato como pretende. Además, amenaza el acuerdo de paz de Arusha: tratado que puso fin en 2005 a dos guerras civiles de carácter étnico entre hutus y tutsis, donde más de 300.000 personas perdieron la vida. La Unión para la Paz Africana y Consejo de Seguridad dijeron el pasado miércoles que ambos lados deberían esperar la decisión del Tribunal constitucional de Burundi en cuanto a si Nkurunziza es elegible para gobernar o no.

Burundeses huyendo. / Acnur

Burundeses huyendo. / Acnur

El gobierno se justifica alegando que en el primer mandato, la designación del presidente no fue mediante elecciones, sino por determinación del Parlamento. Nkurunziza dijo durante un congreso de su partido celebrado este fin de semana que llamaba a los ciudadanos a “participar en paz en las elecciones”. Sin embargo, ha advertido que: “Si alguien quiere crear problemas con el partido del gobierno elegido por el pueblo, se encontrará a sí mismo en problemas”, según declaraciones publicadas por Reuters.

Ha habido, según la policía, un total de 250 personas detenidas y 2 muertes, según la sociedad civil, 5. Las Naciones Unidas el miércoles advirtieron que hasta 400,000 personas se podrían ver afectadas si la violencia estalla durante el día de la elección.

Por el momento, los diplomáticos creen que el conflicto es una lucha por el poder, no una pelea étnica. Pero la intensificación de la violencia “podría volver a abrir viejas heridas y provocar una “sangría étnica”.

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Ayer, Tom Malinowski, subsecretario de Estados Unidos para la democracia, los derechos humanos y el trabajo, se dirigió al país y publicó en su página de twitter: “En mi camino a Burundi. Decepcionado con el presidente Nkurunziza que viola el Acuerdo de Arusha”, y añadió que aún no es tarde para construir un “camino democrático pacífico”.

Regularización en Ruanda de los refugiados

Ruanda recibe ya a más de 74,000 refugiados, generalmente de la república democrática vecina del Congo. Desde hace tres semanas miles de burundeses buscan exilio en países vecinos por temor a una escalada de violencia. Actualmente se cree que más de 11.000 personas han abandonado el país. Por eso, Ruanda ha decidido conceder el estatus de refugiado ‘prima facie’ a las personas procedentes de Burundi.

Los hutus, el 86% de la población, son los habitantes originarios de Burundi y han estado históricamente sometidos por los tutsis, que tras invadir el país en el siglo XV, consiguieron monopolizar el ejército, la política y la economía representando sólo el 14% de la población. El conflicto entre ambos ha generado una espiral de odios profundamente enraizada que ha dado lugar a uno de los conflictos más sangrientos de África. Confirmada la candidatura de Nkurunziza, se alimenta el miedo de una población que tiene muy presente la última guerra civil (1993-2005) que destruyó al país y cuyos efectos todavía se perciben en muchos aspectos de la sociedad burundesa. La candidatura del presidente es puro combustible para encender la cerilla de un conflicto latente.


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